CAPITULO 35

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TOM

Miro la hora en el reloj que adorna mi muñeca, luego miro al frente, Anne camina hacia el auto, no tarda en llegar y subir, en unos minutos tenemos que ir por sus resultados así que decidimos que dejaríamos juntos a Lu y luego ir director al hospital.

—Listo, ya está en su salón, charlando con su primo que no sabe que es su primo— se pone el cinturón de seguridad y yo me pongo en marcha.

—¿Te encontraste a mi hermana?

—No, Timothy ya estaba cuando llegamos— entrelazo nuestras manos.

—Esta noche es la cena con mis padres— la miro de reojo —¿Por que no me esperan en la casa?, las quiero conmigo cuando regrese.

—Me parece una buena idea, ademas, alguien no me ha hecho el amor en días— deja un beso en mi cuello.

Respiro profundo ante el segundo beso húmedo.

—Anne...

—Te quedas dormido, viejito— mi rostro de indignación la hace reír —Sabes que es verdad.

—Si, es verdad que me quedo dormido, pero no soy un viejo— vuelve a reír —No me causa gracia.

—Era broma gruñón— no deja de sonreír —Aunque ya casi cumples años, ¿cuantos exactamente?

—No se, cuarenta y uno.

—Que rico— medio sonrío —Con cada año, te me haces más sexy.

—Y tu a mi— beso el dorso de su mano.

—Mentiroso, me dejarás cuando sea mayor, tal vez cuando tenga casi cincuenta.

—Jamás, te amare aún con todo tu cabello blanco y tus arrugas— digo sincero.

—Y yo, te amo— vuelvo a besar su mano.

Lo que resta de camino no hablamos, solo escuchamos la canción que Anne elige y ella mensajea con quien sabe quien. Ya en el hospital, esperamos unos minutos en el auto ya que llegamos un poco más temprano de la cita, hablamos de cosas sin sentido, chistes, burlas.

Y este momento me devuelve a hace cinco años, cuando charlábamos regreso a su casa, decía cada cosa, todavía lo hace.

—A ver dime, ¿que le dijo el cero al ocho?— inquiere divertida y yo trato de pensar la respuesta correcta.

—No lo se.

—Me gusta tu cinturón— suelta una carcajada y yo no entiendo.

—¿Por que?

—Pues imagina que el ocho no tiene un cinturón, sería como un cero— me explica sonriente.

—Ah...ya entendí— La verdad es que no.

—Es chistoso si le entiendes— la observo detalladamente, es hermosa.

—¿Que?— me mira a los ojos —Ya se Que mi chiste es malo, pero pudiste fingir que te dio risa.

—Eres muy hermosa— acaricio su cuello —Me encantan tus ojos.

Los mueve para todos lados haciéndome sonreír.

—Son irresistibles— asiento lentamente.

—Hipnotizantes— dejo un beso en sus labios —Ya es hora, bajemos.

Soy el primero en bajar del auto, voy a abrirle la puerta a Anne y tomados de la mano entramos al hospital.

La enfermera en recepción no tarda en hacernos pasar, creo que estoy más nervioso que ayer y que Demetrio aún no llegue no me ayuda, Anne parece tranquila, pero se que finge.

Más de media noche | Tom Hiddleston Donde viven las historias. Descúbrelo ahora