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De acuerdo, debía repasar las personas que conoció hoy para contárselo a su mamá; primero, Akira la niña de cabello rubio larguísimo, con una sonrisa radiante, muy amable y cariñosa pero, cuando se enojaba, no hay nadie que se escape; Nieves, no h...

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De acuerdo, debía repasar las personas que conoció hoy para contárselo a su mamá; primero, Akira la niña de cabello rubio larguísimo, con una sonrisa radiante, muy amable y cariñosa pero, cuando se enojaba, no hay nadie que se escape; Nieves, no habla mucho o no habla muy bien, se pone nerviosa, le gusta ese “Rubius” que ni pronunciar bien su nombre puede, es bastante bonita y un poco lenta; Alexa es inteligente, un poco perdida en su mundo pero se puede conversar muy bien y sin ser aburrido; Kristina tenía dos años más que las demás porque se aplazó en unos años anteriores, tenía un cabello castaño muy hermoso y con hondas que le había gustado tocar, olía mucho rosas. Seguro a mamá les agradaría mucho.

Quackity ya se veía integrado en un grupo y eso lo hacía muy feliz, las niñas lo recibieron con los brazos abiertos y lo trataban como uno más del grupo, también era entretenido estar con el grupito de niñas, ellas conocían a estudiantes interesantes de la secundaria de al lado. Akira, por ejemplo, conocía a un tal Vegetta que era el mejor amigo del niño baboso del salón, a quién le podía contar lo que les hacía y él se encargaría de decírselo a la mamá de Rubius, porque según Akira la mamá lo quería como a otro hijo –quizás un poco más que a Rubius–. Además, el grupo de amigas era más grande sólo que lo separaba los niveles en los que estaban, en la secundaria tenían a sus demás amigas Lanita, Mónica y Dulce que a veces se veían cerca de la reja que separaba el secundario del primario.

Conocerlas fue lo mejor del día y se lo estaba contando muy alegremente a su mamá mientras volvían de la escuela, Staxx estaba contento de oír de sus amigas nuevas, pensaba que las niñas serían menos conflictivas y no malas influencias, perfecto para su pequeño.

——¡ah cierto! Mamá, Vegetta dijo que podría ayudarme cuando esté en el secundario, me prestará sus libros y me explicará las cosas que no entienda—. dijo Quackity al recordar eso también cuando estaba con Akira y el estudiante de secundaria.

——¿de verdad? Ay que muchachito tan amable, espero conocerlo—. Staxx le sonrió, tal vez sea un chico mayor pero no parecía malo para su niño, si se trataba de un muchacho inteligente y de buenos valores seguro podría guíar a su pequeño por un buen camino. ——tesoro, ¿ves esa bolsa que está en los asientos de atrás?—. preguntó cuándo se detuvo en un semáforo en rojo, viendo que Quackity se asomaba a mirar atrás. ——vamos, mira lo que hay ahí—.

Los ojitos de Quackity se iluminaron de la ilusión de que estuviera ese juguete de acción que tanto quería, se quitó el cinturón de seguridad para agarrar rápido la bolsa y volverse a abrochar antes de que avance el auto. Ya estando bien acomodado, abrió la bolsa y casi chilló con ver la caja, lentamente sacó aquello sonriendo con una alegría inmensa.

——¡Mami! ¡Sí es, sí es!—. Quackity abrazó la caja, esa sonrisa era imposible que se la quiten y mucho menos el juguete de las manos por la forma en que lo agarraba. ——muchas gracias, mamá. Gracias, gracias, gracias, prometo que me voy a portar muy bien y sacaré buenas notas—.

Mom says NO; Quackity & StaxxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora