Mom says NO; Quackity & Staxx

28

En los pasillos de planta baja se escuchaba el firme caminar de un hombre alto, de tez trigueña, de brillante cabellera azabache un poco larga y recogida en una coleta baja y que llevaba una vestimenta tirando a elegante. Era un hombre atractivo que llamaba la atención de profesores, conserjes y algunos estudiantes que lo veían pasar, aunque lo más llamativo de su atrayente imagen era el par de ojos verdes similares a esmeraldas radiantes que adornaban ese semblante serio. En sí su presencia era imponente, es por eso que se apartaban con rapidez cuando oían sus pasos, algunos hasta agachaban la cabeza con cierto temor o nerviosismo de encontrarse con esos iris esmeralda. Staxx tal vez lucía un poco molesto, pero realmente estaba preocupado porque su querido niño había olvidado el lonche y podía estar pasando hambre, su pequeño –ya no pequeño– no podría concentrarse en sus clases si su estómago estaba vacío.

Cómo no conocía exactamente en dónde quedaba el salón de su hijo, se encaminaba a la oficina del preceptor Willy al ser la única persona que podría llevarlo hasta ahí y así dejarle el lonche, cuando se iba acercando veía la puerta del despacho abierta y aún joven parado en la entrada discutiendo con el preceptor, con escuchar lo que decía le parecía un muchacho irrespetuoso y, además, esas fachas no parecían ser apropiadas para el colegio. El chico que estaba ahí mencionó una grosería que pertubó a Staxx, después vió que Willy salía de la oficina pero el menor ya se iba yendo a una dirección contraria de dónde provenía el de ojos verdes.

——¡Borja, regresa aquí en éste instante!—. ordenó el preceptor, pero el muchacho le enseñó la lengua y el dedo del medio antes de darse la vuelta y seguir caminando. Willy suspiró del cansancio, nunca podría controlar a ese muchacho.

——¿preceptor Willy?—. Staxx se aproximó, causando el asombro en el otro quién volteó de inmediato. ——¿quién era ese muchacho tan grosero?—.

——¿habla del mocoso ese? ah es mi hermano, ese chico siempre me hace lo mismo—. dijo el albino cruzandose de brazos, se le notaba cansado en su expresión pero aún así le mostró una sonrisa radiante. ——pero bueno, es maravilloso verlo por aquí, ¿necesita algo?—.

——he venido a traer el lonche de mi hijo, se le olvidó y puede estar hambriento ahora—.

Willy notó la lonchera que traía entre sus manos y por cómo se había expresado si estaba preocupado, se le hizo un gesto muy bonito de su parte, desde la primera vez que lo vió había presenciado que era un padre dedicado a su hijo y que movería cielo y tierra por él. Sólo es cuestión de mirarlo, su hijo a de tener 16 o 17 años y aún le preparaba lonche, en sus años de trabajo no ha visto seguido eso, y las veces que conversó con él pudo conocer al excelente padre –soltero– que hacía lo posible para mantener feliz a su hijo. El señor Frank era un hombre maravilloso, padre ejemplar y el ser más bello que sus ojos hayan visto.

——no se exactamente dónde está el salón de mi hijo, ¿podría llevarme?—. pidió amablemente, sacando del encanto al albino.

——será un placer—.