Balto Encuentra Un Harem- Vol. 2, (segunda temporada).

Capitulo 65, Viviendo Aprisionadas.

Faline: Agradezco mucho tu compañía Balto, pero ahora te necesito de nuevo, para sentirme completa y feliz de nuevo.

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Mucho era, lo mal que la pasaban todas estas desafortunadas chicas, que corrieron con la mala suerte de no haber tenido por lo visto, otro lugar al cual acudir, y que en serio las llevaron a todas ellas, a llegar incluso, a maldecir su suerte por haber confiado tan ciegamente en personas a las que no debieron, y por las que ahora, estaban pagando seriamente por las consecuencias de todos sus actos, de haberse dejado engañar tan fácilmente.

Algunas estaban tristes, otras vivían resignadas, otras mas, vivían en serio, en un nuevo mundo de penurias y esclavitud, que ahora a todas, las estaban haciendo soñar en gran manera, con dos posibilidades, la primera era la optimista, en la que por fin llegara alguien, que pudiera ayudarlas a ser libres y regresar a sus vidas, y la posibilidad realista, en la que algunas ya habían aceptado, que jamas saldrían de ese lugar, y estarían ahí para siempre.

Después de aproximadamente seis largos años de haber vivido en ese estado y en esas condiciones, fue solo cuestión de tiempo para que la esperanza que alguna vez tuvieron todas ellas, de que algún día serian libres, poco a poco comenzó a morir, a desvanecerse, muchas ya se habían echo a la triste y dolorosa idea, de que ese seria su horrible destino, y que ya no había nada, que ellas pudieran hacer para cambiar eso, que estarían en ese lugar por siempre, y que así seria para todas por igual. Después de esos seis largos años, algunas incluso ya se habían acostumbrado a su nueva y actual forma de vida, y se si después de seis años, no había venido nunca nadie, ahora en cambio, si que no tenían razones suficientes para el actuar de todos, ahora todas ellas, habían perdido de echo la noción del tiempo, pues ya no podían recordar, si habían estado ahí, por seis, o por mas, o menos tiempo, todo se había alargado tanto, que ya no podía recordar ninguna, en que momento había sido secuestrada cada una, y cuanto tiempo debería de estar por cumplir cada una en ese lugar.

Mucho tiempo era el que ya habían pasado en ese lugar, pero de todas ellas, en este momento, resaltaban tres personas, que no estaban dispuestas a rendirse, tres hembras que aún no estaban pensando rendirse, tres hembras que no iban a perder la esperanza tan fácil, y harían lo que fuera necesario, para escapar, o en todo caso, seguir aguardando por el día en que alguien venga y las rescate.

En el caso de la primera, está demás decir, que por no abandonar esa mentalidad, ellas se metieron en muchos problemas con Niju, ¿Quien eran estás chicas que seguían y seguían siendo tan tercas a pesar de que todo se veía ya muy imposible?

Pues bien, estás chicas, eran justamente las mismas que ya habían sido presentadas.

Es decir, la primera, era conocida como Delilah Dálmata, una perrita mayor, que en cualquier caso, había cumplido ya, los 32 años, siendo por tanto, la mayor de todas las chicas que estaban aprisionadas en ese lugar, antes de caer ante sus captores, Delilah solía ser veterinaria, es decir, alguien que atendía a otros animales antropomórficos exclusivamente, y no a humanos, ella era muy feliz en su trabajo, hasta que llegó a este lugar, y acabó siendo capturada por Niju, en el momento que menos pudo darse ella cuenta.

La segunda chica, era conocida como Cunning Tricker, y ella era por mucho, más joven que Delilah, siendo que ella por su parte, aún se encontraba en sus veinte, Cunning era una zorrita silvestre, que durante gran parte de su vida, se había dedicado a ciertos trabajos, de los que, el que mas destacaba ella, era su trabajo como mesera en un restaurante bastante fino, ella siempre había sido una zorrita de muy buen parecer, lo que significaba en realidad que ella era una zorrita muy hermosa y bonita, puesto que en aquellos años de trabajo, Cunning siempre se había visto así misma siendo, o tratando de ser cortejada por otros machos, pero nadie nunca pudo llegar a ella jamás, Cunning siempre se había mantenido, a falta de mejores palabras, virgen, pero claro, eso ahora no importaba, aunque de todos modos no quitaba la gran añoranza con la que está zorrita volteaba a ver aquellos días, en los que por supuesto, no tenía que vivir encerrada, sin poder ver la luz del sol, a otras personas durante la mayor parte del tiempo.