Balto Encuentra Un Harem- Vol. 2, (segunda temporada).

Capitulo 32, Turnos En Espera.

Lilly: Mi vida, mi amor, mi corazón, te hablo a ti Balto, desde lo mas profundo de mi ser, así como también le hablo, al macho que yo siempre he amado secretamente, desde la primera vez que lo vi, nunca estuve muy segura de mis sentimientos realmente, hasta que por fin te pude conocer, hasta que por fin te pude conocer tu ser completo, no fue hasta ese momento, que finalmente pude aceptar mis sentimientos por ti, Balto he estado enamorado de ti, desde la primera vez que te vi, solo porque ahora se con certeza, que tu no eres como ningún macho que yo haya conocido antes, Balto tu eres diferente, tu no eres como el resto, tu eres mejor, al menos a mi forma de verlo, pero para mi eso es mas que suficiente, tu Balto, eres ahora el dueño de mi corazón, y no dejare de pedir al cielo, porque tu y yo por fin podamos estar juntos, que es lo que mas anhelo en este mundo.

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Al fin y después de lo que a Perdita le pareció una eternidad, Balto por fin pudo proseguir con ella, la dálmata agradeció enormemente por esto, sobre todo por el echo de que al fin podría volver a hablar con Balto, para gran fortuna suya, después de todo, Balto ya se había tardado demasiado con Peggy, una perrita que en definitiva para Perdita, no valía la pena en lo absoluto, Perdita como el resto, se creía la mejor, y con mas derecho que todas las demás a tener a Balto para si, sin importar que el no la viera de la misma forma, pero eso aun estaba por verse claro.

Después de ver lo ultimo que mas recientemente ha sucedido, Balto supo que ya tenia que darse prisa en lo que estaba haciendo, antes de que por fin pudieran proseguir con lo mas importante de ese momento. La noche aun no había pasado, después de todo, apenas si llevaban solo dos horas en la conversación, y Balto claramente sabia que seria bueno, acabar lo mas rápido posible, para que todas fueran a dormir, con la esperanza de que poder hablar las cosas, un poco mas calmadas por la mañana, de momento, lo único que iban a hacer, seria poner en contextos. Claro que si.

Balto: Hola Perdita. ¿Cuanto tiempo eh?

Fue todo lo que pudo decir, una vez que se topo con los hermosos ojos de la dálmata.

Inesperadamente, Perdita se convirtió en la única chica de todas, que si pudo poner nervioso a Balto, por una razón especial, la razón, de ser una chica originaria de una cita fallida, así es, tal y como lo oyen, una cita fallida.

Aunque Perdita no lo veía así, para ella, no fue una cita mal aprovechada, ni tiempo perdido, pues para ella, esto había servido mucho, para que ella pudiera encontrar el amor, un amor por el que haría todo lo posible por volver a tener con ella. Para ella, este amor aun estaba en desarrollo, y era por eso mismo, que Perdita se sentía con un mas que claro complejo y aire de superioridad por sobre todos los demás, fue por esto mismo, que ella se sentía como la única con un verdadero derecho a estar con Balto, pues sentía que esa relación que ellos ya habían tenido antes, era algo que podría usar a su favor.

Todavía recordaba perfectamente cada detalle del día en que ambos se conocieron, un día que ella podría considerar como de los mejores que ha tenido en toda su vida, sin lugar a dudas, un día que ella atesoraría con cada fibra de su ser, Balto fue alguien que simple y sencillamente cambio su vida por completo y Perdita por siempre le estaría muy agradecida por eso, ella lo adoraba, lo amaba con cada parte de su ser, y desde ese día, sin importar cuanto tiempo habían pasado sin verse, ella por siempre pudo ver en el, en Balto, en ese perro lobo, a su pareja ideal, al hombre con quien ella quería pasar todo el resto de los días de su vida, y ningún obstáculo la iba a detener.

Fue por eso mismo, que cuando las vio a todas ellas, decidió que tampoco ellas, por mas que fuesen, se iban a convertir en un impedimento para ella, para poder lograr su cometido, no lo iba a dejar a merced de todas, ellas, Perdita estaba determinada a defender lo que consideraba suyo, aun por mas difícil que pudiera llegar a ser la lucha. Esta era Perdita, una aparentemente suave y delicada perrita, que en realidad escondía mucho detrás de su inocente carita.