27. Dejarse querer

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Neji se recostó sobre el espaldar de su asiento, con los brazos cruzados, decidido a escuchar atentamente la exposición del Uzumaki. Solo le prestó atención a él con la intención de hacerle alguna pregunta complicada. De vez en cuando, Naruto lo miraba con enojo, pero no le hacía ningún gesto grosero porque el profesor de Historia lo veía con atención. Al Uchiha y a Sakura ni los escuchó porque su mente estaba en otro lado, en dos momentos en especial. El primero, cuando sus tíos le devolvieron el teléfono y el segundo, cuando Tenten lo mandó al diablo.

Al llegar al colegio para el primer día del segundo período, Neji, Hinata y Hanabi recibirían el sermón de los señores Hyuga, tradicional al iniciar cualquier ciclo de estudios. Hanabi fue la primera en ser llamada. El padre le puso una mano en el hombro y le dedicó unas palabras mientras que la madre le sonreía con amabilidad. Al volver, la niña parecía complacida.

Hinata, en cambio, se acercó titubeando. Con la cabeza baja y sin querer tener contacto visual, especialmente con el señor Hyuga. Neji resopló por la impaciencia que le causó verla así. ¿En qué momento ganaría confianza en sí misma? Si estaba mejorando, ¿por qué seguía temerosa? El señor Hyuga, aún con el rostro serio, le decía algunas palabras que Neji sabía eran de aliento porque no se veía severo, ese rostro lo conocía bastante bien. La señora Hyuga sonreía y añadía algunas indicaciones. Hinata pareció relajarse al ver que sus padres la veían con consideración.

Neji supo que ahora era su turno. Pero no tenía miedo, muy pocas cosas le daban miedo en realidad. El señor Hyuga lo observó y le hizo un gesto para que se acerque y, aunque la madre se veía amable a su lado, Neji sabía del carácter que se cargaba. Se acercó con decisión.

– Vayan avanzando– dijo la señora Hyuga a Hinata y Hanabi, haciéndoles un gesto para que caminaran y seguramente, no oyeran nada de lo que le dirían a Neji.

El señor Hyuga lo observó fijamente y ya tenía el ceño fruncido. Neji, más o menos, sabía lo que le dirían. De cualquier modo, ya le habían gritado lo suficiente cuando llegó con las dos amonestaciones a la casa.

– Neji, te lo advierto: no quiero ni un solo problema– espetó el señor Hyuga con severidad– No quiero que vuelvas a casa con una sola amonestación, no me interesa el tipo de ofensa, no quiero volver a saber de eso, ¿entendido? No me gusta el quinto puesto, ¿eres o no eres capaz de ser el mejor? Habla.

– Sí– respondió Neji de inmediato.

– ¿Y? – preguntó el señor Hyuga alzando las cejas. – Mis expectativas contigo siempre han sido las más altas. Jamás, jamás pensé que Hinata saldría mejor que tu.

A Neji le incomodó ese comentario y no porque se sintiera disminuido. Al fin, pudo entender por qué Tenten se había enojado tanto con él cuando criticó a Hinata. Así debía sentirse cuando atacaban a alguien que apreciabas y ahora sí que él mismo sabía del esfuerzo de Hinata. Recordó a su propio padre y como él nunca lo había menospreciado. Bajó la mirada por el pensamiento y la sensación de pesadez que lo llenó, una sensación que él conocía como tristeza.

– Hijo– dijo otra vez el hombre y de la sorpresa, Neji levantó la vista. Muy pocas veces su tío lo llamaba "hijo" y a cambio, Neji nunca lo llamaba "padre". – Estás creciendo... Ya eres un hombre prácticamente y entiendes las consecuencias de tus actos. Toma– de su bolsillo sacó el teléfono y se lo extendió. – Te estoy levantando el castigo. Solo porque confío en que saldrás mejor en el segundo período.

Neji no dijo nada, tomó el teléfono y asintió con firmeza. Por algún motivo, lo inquietaron esas palabras. Le parecía que su tía no estaba de acuerdo en que le devuelvan el teléfono.

Siempre son malas decisiones (1era temporada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora