32. Los dos solos

673 69 28
                                    

No pudo contener el impulso de seguirla. Quién lo viera, siguiendo a Sakura a hurtadillas en la casa de ella. Hace unos meses no se imaginaba de esa manera, pero agradeció estar a solas en la casa. Debían tener casi un mes y en el colegio muy pocas veces podían verse, porque Naruto siempre estaba con él o ella se negaba a bajar a los vestidores de la piscina por miedo a que los descubrieran y las veces que lograba convencerla, el tiempo se hacía corto.

"Quiero conocer a ese héroe que quemó su baño para darnos el día libre." había dicho Naruto el día del incendio y ahora Sasuke quería conocerlo también porque gracias a ese chico, él se encontraba subiendo las escaleras, buscando la habitación de Sakura en un día de semana, cuando todos los miembros de su familia estaban fuera.

Para Sasuke las cosas estaban bien, aunque la relación que tenía a escondidas en cierto modo le generaba molestia, porque Sakura caminaba por el pasillo o en el comedor y siempre alguien se volvía a verla o le saludaba con una sonrisa. No era como si a Sasuke no le sucediera lo mismo, las niñas le hablaban de cualquier cosa, pero él las ignoraba. En cambio, Sakura sí saludaba a algunas personas y si Sasuke estaba suspicaz por alguien, era del imbécil enano pelirrojo, que no perdía la oportunidad de saludarle dándole besos en la mejilla o dándole apretones en la mano.

En silencio, entró en la habitación de Sakura, estaba iluminada por una luz cálida y tenía las paredes rosadas y cortinas blancas que permitían entrar la luz. Su cama era grande y estaba llena de almohadas de diversos tamaños, formas y acabados. Tenía un tocador con espejo en donde había colocado algunas fotografías con sus padres y sus amigas. En general, le dio una sensación de calidez cuando ingresó al lugar en donde ella pasaba más tiempo cuando no estaba en el colegio. El ambiente tenía un aroma dulzón.

Sakura estaba inclinada buscando entre sus cajones, eligiendo un suéter y estirándolos frente a ella, como valorándolos. Seguramente, pensaba Sasuke, se pondrá el que menos la cubra. Rodó los ojos al verla decidirse por uno color celeste delgado.

Sakura lanzó un grito ahogado al verlo.

– ¡Me asustaste! – lo reprendió frotándose el pecho. –¿Qué haces aquí?

– Me dio curiosidad tu habitación– comentó Sasuke, caminando y mirando a los rincones. Se acercó a la ventana y vio afuera. Se veía el techo de la camioneta que lo había traído.

– Vámonos, imagina que alguien viene a casa...– Sakura le tomó de un brazo.

– No creo– respondió Sasuke caminando hacia el tocador.

Observó las fotografías. Muchas de ellas eran polaroids enganchadas por las esquinas debajo del marco de madera del espejo. En una, estaba ella con Ino, Tenten y Hinata en la playa, sonriendo y coloradas por el sol. En otra, estaba ella muy pequeña, tenía unos ojazos verdes y una gran sonrisa, el cabello rosado se le venía al rostro. Había otra foto en donde se encontraban ellos dos junto a Naruto.

– ¿Y esta foto? – preguntó Sasuke señalando con un dedo.

– Fue en el cumpleaños de Naruto, el año pasado– respondió Sakura acercándose. – Su mamá reveló varias fotos y cuando lo visité, me regaló esa...

– Ah... vas a visitarlo– comentó Sasuke, casual. La observó con suspicacia.

– En Navidad el año pasado– rezongó Sakura, ocultando una sonrisita. – No seas malo, Sasuke...– Sakura le dio un suave empujón al ver que Sasuke sacaba la foto y la enganchaba por el lado donde aparecía Naruto, tapándole el rostro con el marco de madera, quedando solo los dos.

– ¿Y siempre estuvo aquí? – preguntó Sasuke, refiriéndose a la foto pero ojeando sus objetos personales, como un cofre con algunos anillos y cadenitas.

Siempre son malas decisiones (1era temporada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora