La chica del frente.

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Invisible para mis ojos no te vieron salir, una vida de convivir en este gris planeta, nunca vi la bicicleta con la que solías pedalear, para a la fabrica llegar y llevar el pan a la mesa, como un ciego no te contemple, no era relevante, hasta que te me pusiste por delante y al fin te observé.
Una sonrisa dibujé solo de nerviosismo, me convertí en un sismo por completo temblé, cuando tus ojos se clavaron y mis latidos cabalgaron, -mucho gusto,
-mio es el placer.

Ahora amanece mas temprano y se me eriza la piel, cuando veo cuando tus cabellos de miel, flameando con el viento, los latidos suben a cientos cuando te veo caminar, y me pongo a pensar por que siempre estuve ciego, siempre solo como un perro, con mucha gente  esperando mi espalda penetrar con sus puñales desangrar cuando mi alma está llorando.
Pero todo se me va olvidando, cuando te pones ese vestido, las flores aparecen volando en cada impulso de tus pedales, no son deseos carnales tu me estás enamorando.

Se dice que el recuerdo es mas fuerte que la muerte, esa frase está en mi mente desde que ya no te veo, cuando supe que no llegaste a tu empleo y que fue grave el accidente, el frío me clavó sus dientes como mil cuchillos afilados, mas nunca estuvimos atados no pasamos del saludo, en la garganta tengo un nudo que nunca será desatado, perpetuo e instalado por que ya no será lo mismo, ahora es permanente el sismo que me tiene desgarrado.
Se abre tu puerta, todo está negro, el vestido y las flores se fueron contigo en el cielo ha de haber una fiesta, en el sueño me susurras que no todo termina con la muerte, no es mas que renacer y despertar la mente, despierto agitado, contento pero apenado, salgo a la fabrica levanto la mirada y sigue viva a pesar de la muerte, le doy las gracias a la vida por abrir mis ojos y contemplar a la chica de al frente.

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