La firma.

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Elegí el camino correcto, luego de una vida de laberintos, tomamos senderos distintos, mas de treinta veces, perdí la cuenta de los meses y de tantas noches de tabaco y vino tinto.

Ya casi alcanzo tus dedos, están a punto de hacer contacto, solo me queda el sentido del tacto, la vista ya la he perdido, tus ojos me la han quitado y el gusto ha desaparecido, pero el tocar me lo he guardado para este preciso momento y en mi corazón descontento se van esfumando los miedos.

Al fin siento tu manos suaves y tibias, cada dedo se entrelaza desde hoy y para siempre, un solo espíritu, una sola mente, no nos va a separar la vida ni menos lo hará la muerte, por que solo esto es eterno y mas allá de rimas efímeras nos tocamos y es para siempre los corazones ya no duermen y a esta hoja le pongo la firma. 

Versos de noche. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora