Confesionario.

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Caminando por las veredas, mojadas por la soledad, llorando por la maldad corriendo mientras pueda, buscando tu voz serena en medio de la oscuridad.
Ven y cuéntame tu verdad nunca verás mi rostro, no soy ni un ángel ni un monstruo, puedes revelarme tus secretos, los guardaré en una tumba de concreto y nadie los podrá sacar.

No cuestionaré tus motivos, ni me inundaré de prejuicios, no soy juez para emitir un juicio, aunque tus dichos sean nocivos, y tu vocabulario radiactivo carcoma mis bienintencionados oídos, no me importa tu maldad, ni tu alma llena sangrantes orificios, no te condenaré a nada, ni decretaré sacrificios.

Pagarás por tu crimen, pero todo a su tiempo, que te pase la cuenta el cuerpo, es el peor castigo, al menos eso es lo que dicen, las brujas son las que predicen, yo solo soy el que escucha, que Dios sea el que tu destino dictamine.
Lleva este escapulario, al menos te dará un poco de dignidad, que te de algo de tranquilidad el haber soltado tu secreto, mis gestos son escuetos, debo ser discreto y enterrar tus aseveraciones, seguras están tus confesiones, en este oscuro confesionario.   

Versos de noche. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora