En el calor de tus alas

2 1 0
                                    

Una estrella fugaz que fulminó mi cielo, lo pies en el suelo y la vista cegada, no es común esta madrugada, están en silencio los perros. Y el sonar de un cencerro rompió el silencio, en el campo reinó el suspenso, se había roto la calma.

Nublada mi vista y mi andar a tientas, la curiosidad me alimenta me despertó tu destello, y con un canto bello me llamaste a tu lado, este corazón alborotado se fue corriendo a tu encuentro.

No puedo creer que existas, que en esa forma apareciste, si solo ayer me viste llorando mis penas, desde el reino del cielo donde descansan las huestes, donde no existen las pestes donde están los que me aman.

Tus cabellos de oro, tu piel de porcelana, mi ángel, mi amada, no podía ser de otra forma y ahora nunca dejarás de amarme, cuando esté triste consolarme y en el peligro defenderme con tus garras, y cuando el frío reine cobijarme en el calor de tus alas.

Versos de noche. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora