En un bar de mala muerte.

3 1 0
                                    

Como ilustrar esas jornadas, de blues y guitarras, de cervezas derramadas en mesas de madera, como si el destino quisiera ir a escuchar música de esa manera, con personajes calamitosos, borrachos la noche entera.
Sonido turbio, cuerdas viejas, voces añejas, instrumentos sin afinar, baterías antiguas, contrabajo robado, parlantes detonados al son de cada nota, chaqueta de cuero calzando unas botas, entero de negro para ver si me notas.

Peleas de ebrios al medio de la pista, la rubia baila nada la despista, disfruta el sonido la tengo a la vista, le encanta hacerse notar con su mirada clasista, ¿que hace acá una mujer tan bonita? Este no es lugar para ella, no es un hotel de lujo, pero no tiene tapujos en bailar con un pobre, las canciones no saben de clase ni menos las noches.

Seguimos cantando hasta quedar sin voz, seguimos tocando y los dedos ya están sangrando, las cuerdas son malas pero no han perdido su filo, cortan las venas y atraviesan el espacio, el talento es escaso pero así matamos las penas.

Se acabó el espectáculo solo queda beber, un whisky barato de los que no saben a miel, solo con un hielo por que no quedaba mas, un cigarro malo nada mas que aspirar, mañana vamos a tocar esta vez mas fuerte, con la rubia en la pista y su rostro en mi mente, peleas de borrachos, gritos fuertes, mañana será otro día en otro bar de mala muerte.

Versos de noche. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora