Lucero.

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Amaneceres infernales, todo se está quemando, tu luz sigue brillando apareciendo por los arenales, sobre la cumbre de la cordillera abrazas esta tierra con tus brazos brillantes.
Emblemas de otros tiempos, escudo de las armas de la esperanza, estampado con templanza en la bandera que flamea con el viento.

De la justicia eres la balanza, al sol le arrebataste el trono, al lienzo del cielo le entregas un tono, de  elegancia y tranquilidad, guardián de la humanidad, el indio te canta su alabanza.
Lineas que no tienen sentido, de ti todo está escrito, en el antiguo manuscrito y en este nuevo poema que ha nacido, en mi lecho juntando palabras, en esta tierra donde la vida me ha parido.

El Dios de los desvelos, el astro de los vientos del sur, el tiempo lo tienes tu, por media hora en la penumbra, el ojo que acostumbra a verlo absolutamente todo, no borras lo escrito con el codo, el que borra a la noche y su velo.
Calor de corazones sinceros, terror de los males mundanos, castigador de los pecados terrenales, en el austro todos los días te cantamos, Dios te creo para abrazar mi desvelo como un ángel en forma de estrella, convertido en el Dios de la mañana, del amanecer el bello lucero.

Versos de noche. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora