Nació del agua.

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De un rayo al verano fulminó, lo mandó a dormir a las tierras del norte, no volverá hasta que se comporte y no vuelva a quemar las tierras que quemó, todo el daño que causó, jamás se le va a perdonar.

Las nubes llegaron con el viento, como abrigo adornando el arrebol, decolorado está el sol y ya casi nada entibia, los grises llenaron de vida la tierra que tanto sufrió, a gritos se pide la lluvia, para el rio que tanto la necesitó.

No necesitamos nada, solo las gotas que el cielo enviará, esa que nos purificará, esa que tanto añoramos, la que mucho deseamos, la que de los pecados nos limpió, la que cae como lágrima en este rostro que no ama, que llora y que sufre de madrugada, que no duerme cuando el resto soñó, ese que su corazón tantas veces rompió, ese que nació del agua. 

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