¿Por qué volviste?

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Tres meses después.

Dylan

Tuve arcadas cuando Will puso ante mis ojos un pequeño pedazo de pulpo frito de las muestras que estaba dando una chica en una esquina del supermercado, saqué la lengua en señal de asco al ver las pequeñas ventosas en los tentáculos del asqueroso animal. Will se rio y se lo llevó a la boca saboreándolo como si fuese un manjar. Los pulpos me han dado asco desde pequeño, los únicos mariscos que tolero son los camarones y los pescados.

—No entiendo como no pueden gustarte, ¡son riquísimos! —dijo muy convencido de ello, rodé los ojos y seguí arrastrando el carrito por el pasillo. Lo veo muy animado, considerando que tuve que rogarle que nos acompañara.

—Son  babosos, escurridizos y asquerosamente blanditos —refuté fingiendo un escalofrío, vi de reojo como negaba con desaprobación.

Sonreí mientras tomaba una enorme bolsa de camarones, me alegró encontrar la marca favorita de Dominik.

Esta cena debía ser perfecta. Por fin mi hermano volvía a casa después de tres largos meses. Me quedé muy decepcionado cuando se marchó sin dar muchas explicaciones, no sé exactamente a dónde fue ni lo que estuvo haciendo, no me tragué ninguno de sus cuentos cada vez que lo llamaba y me decía que estaba ocupado con sus estudios en la universidad. Había algo más allí. Si no, ¿por qué ignoró a Cameron todo este tiempo? El rubio había quedado destrozado después de perder todo contacto con Dominik. De nada sirvió que le diera el nuevo número que tenía mi hermano, el camarón se negaba a llamarlo o a tan siquiera enviarle un mensaje. Era comprensible, yo también estaría enojado si Will me dejase de hablar y se marchara lejos sin importarle nada. Además, ¿por qué Dominik se iría sabiendo todas las cosas que hizo Mick y lo cerca que estaba? Era todo muy extraño. Mi hermano nunca me dejaría sabiendo que corro peligro, pero lo más raro aun es que desde que Dominik se fue, Mick también desapareció por un tiempo...

—¿Repíteme por qué debemos hacer nosotros la cena si tienes un séquito de cocineras en tu casa? —volví a la realidad cuando Will habló interrumpiendo mis pensamientos, me reí viendo su expresión de exasperación.

—Porque será más especial si la hacemos nosotros mismos, eso le dará más valor por el esfuerzo que haremos —respondí con calma mientras tomaba una caja de crema de leche. También quería sorprender a Dominik con mis nuevas habilidades culinarias. Sonreí orgulloso de mí mismo.

—Pero si ni siquiera sabes cocinar...

—¿Disculpa? —giré la cabeza lentamente hacia Will y le sonreí tétricamente, él tragó duro y riéndose se alejó rápidamente hacia los vegetales. Ningún vegetal te va a proteger de mí, estúpido. Pensé mientras miraba seriamente las zanahorias con ganas de aventarle una a la cabeza. —Debes admitir que he mejorado bastante en los últimos meses —dije en voz baja tratando de convencerme más a mí mismo que a él, asintió y volvió a acercarse con cautela.

—Es cierto, has hecho platos riquísimos, eso no puedo negarlo. Perdón por lo que dije —no pude evitar una sonrisita cuando escuché eso, él parecía decirlo en serio. Me quedé unos segundos viendo sus hermosos ojos verdes y me contuve de darle un beso. En los lugares públicos no podemos tener muestras de amor. No hasta que me gradúe dentro de un año, cuando eso pase y pueda gritarle a todo el mundo nuestro amor seré la persona más feliz del planeta.

Tras el encuentro que tuve con Mick hace tres meses y después de que me dijera que el bebé que espera mi madre no es suyo, sino de mi padre, comencé a sufrir de ansiedad, la cocina ha sido una de las cosas que me ayuda a controlarla, aparte de pasar tiempo con mi sexy novio.

Mick había decidido cambiar de estrategia después de ver que solo se ganaría mi odio con las cosas que había estado haciendo. No sé quién le dijo que era buena idea enviar a su hermano a intentar matar a Dean, o seguir amenazando a mi madre. Aunque creo que Mick tenía otro motivo oculto para las cosas que hacía, no solo "quererme como su hijo" como me había dado a entender. Las únicas señales que había tenido de él en estos tres meses fueron una serie de mensajes que me envió pidiendo verme otra vez. Mensajes que obviamente ignoré. El último fue hace dos días. Estaba casi ofreciéndole hacerme una prueba de ADN para que viese que no soy su hijo, pero quién sabe qué podría hacerle a mi madre después de enterarse de eso. Podría querer asesinarla, si es que acaso no lo quiere hacer ya.

Mi Director [Homosexual/Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora