Dylan
Con disimulo miré hacia la puerta. Había una chica pelinegra de ojos verdes allí parada, fruncí el ceño al ver como se comía a Will con la mirada, la vi desabrocharse dos botones de la camisa, arqueé una ceja y me levanté, en cuanto me vio noté algo de nervios en sus ojos.
—Cassie, toma —dijo Will mirándola, ella caminó hacia él mientras contorneaba sus caderas y me miraba de reojo con molestia. ¿Y yo qué le hice a esa? Es la primera vez que la veo.
—Gracias, me llamo Cassidy, Sr. Collins —replicó ella con un tono de perra en celo, Will asintió con algo de indiferencia, ella le sonrió y caminó hacia la puerta, me quedé mirándola con hostilidad, cuando iba cerrar la puerta me dirigió una mirada de puro odio que me sorprendió.
—¿Dylan?
Miré a Will tras unos segundos, él estaba mirándome con una ceja arqueada, me acerqué a la puerta y le puse el seguro.
—Esa es la acosadora —dije con seguridad, él me miró con sorpresa y se sentó. —La carta de Michael olía a perfume de uvas, el mismo que estaba usando esa chica, ¡y me acaba de mirar mal! ¡Es obvio que ella es! —exclamé acercándome, él se quedó callado y pensativo cuando puse ambas manos sobre su escritorio y lo miré expectante.
—¿Recuerdas haberle hecho algo? —preguntó con cautela, negué lentamente, él suspiró y asintió. —Tendré los ojos en ella, si encuentras otra carta o algo más, dímelo —asentí sin dudar, había seriedad en su mirada, sé que quiere cuidarme, sonreí levemente y rodee el escritorio hasta llegar a él, acaricié su rostro a la vez que él ponía sus manos en mi cintura.
—Quiero... —me quedé callado cuando algo en su computadora captó mi atención y me hizo enojar. Cassidy o como se llame, estaba apresando a Abigail contra la pared en un pasillo, parecía estar intimidándola.
Will me soltó y se levantó de inmediato al ver lo mismo que yo, puse una mano en su pecho y negué sintiendo mi molestia ir en aumento.
—Me encargaré de esto —dije mirándolo, mi voz había sonado extrañamente fría, él me miró fijamente y asintió.
Suspiré y poniéndome de puntillas le di un beso en los labios, luego me aparté y caminé rápidamente hacia la puerta, miré atrás, Will me miraba con mucha curiosidad, me sonrojé cuando sonrió de lado.
—¡V-Volveré luego, t-te amo! —dije nervioso y con las manos sudadas, él asintió y se sentó con calma.
—Si la situación se sale de control, iré para allá —me avisó con un tono serio, asentí y abrí la puerta. No se saldrá de control, espero. —Y Dylan —me detuve y lo miré, él tenía una extraña sonrisa. —Yo también te amo —dijo sensualmente, enrojecí hasta las orejas y salí de allí cerrando con un portazo de los nervios.
Con el corazón acelerado por esas palabras de mi novio caminé hacia donde Cassidy molestaba a Abigail. Mientras caminaba pensé en todo lo que pudo haber molestado a esa chica, pero no se me ocurre nada, nunca he hablado con ella, ni siquiera la había notado antes.
Arqueé una ceja al ver a los dos gemelos del consejo estudiantil correr de un lado para otro, parecían estar buscando a alguien, quizás Mathew se escapó otra vez. Sin darle mucha importancia seguí mi camino.
Tras unos dos minutos me detuve a unos pasos de donde estaba la chica, me acerqué y con molestia puse una mano en su hombro, tomándola por sorpresa ejercí un poco de fuerza y la alejé de Abigail, la cual me miró sorprendida y agradecida, hice una mueca al sentir las afiladas uñas de la acosadora clavarse en mi mano, miré su rostro, ella estaba observándome con rabia, solté su hombro y miré mi mano, se veían las marcas de sus uñas.
—Deberías cortarte esas garras —le sugerí con burla, ella me sonrió y pasó un dedo por mi nariz, sudé frío al ver esa larga uña cerca de mis ojos, le agarré la mano y la alejé de mí.
Miré a Abigail y abrí mucho los ojos al ver que estaba arreglándose la camisa, su labio inferior estaba temblando, caminé hasta ella mientras Cassidy me miraba.
—¿Estás bien? —le pregunté a Abigail con cautela, ella asintió, se puso tras mí y me abrazó escondiéndose de la fría mirada de la pelinegra.
—No eres tan valiente sin tus perras o tu mujer, eh —soltó ácidamente Cassidy, fruncí el ceño, ella parecía odiar a Abigail tanto como a mí.
—¿Qué te hemos hecho? ¿Por qué dejaste esa nota en mi casillero? —pregunté muy confundido, ella se sorprendió y se mostró nerviosa.
—N-No sé d-de qué n-nota hablas —dijo titubeante, bufé, ella bajó la mirada a mi camisa y rechinó los dientes, seguí su mirada, estaba viendo las delicadas manos de Abigail que me agarraban con fuerza.
—E-Ella también d-deja notas e-en mi c-casillero, es u-una l-loca —me asombré cuando Abigail dijo eso detrás de mí, Cassidy tragó duro.
—No voy a perder mi tiempo con ustedes, adiós —dijo con una expresión altanera que me causó un tic en una ceja, miré hacia la izquierda al escuchar pasos, Shelly venía escuchando música, a su lado estaba Dean, en cuanto Cassidy los vio pareció asustarse, intentó largarse hasta que la agarré del brazo.
—¿Por qué tanta prisa? —pregunté con una sonrisa sádica, ella intentó alejarse pero la agarré con fuerza. —Perra —mascullé cuando usó sus garras en mí, aún así no la solté. Es obvio que le tiene miedo a Shelly, ella la hará hablar.
—¡Shel! —exclamó Abigail como una niña al verla y alejándose de mí corrió hacia Shelly, la cual la miró con sorpresa, Abigail la abrazó y Shelly le correspondió. Sonreí, sabía que estarían juntas.
Dean me miró y luego a Cassidy, con el ceño fruncido se acercó y me interrogó con la mirada.
—Es una acosadora —expliqué y él la miró con odio, ella dio un respingo. —Oigan, me quedaré sin mano si no vienen... —dije interrumpiendo la íntima conversación que parecían estar teniendo Abigail y Shelly, esta última miro hacia acá e hizo una mueca de asco al ver a Cassidy, me sentí aliviado cuando se acercó con Abigail.
—¿Qué está pasando aquí? —preguntó Shelly cruzándose de brazos, miré a Cassidy, ella estaba pataleando para que la soltara.
—E-Ella estaba m-molestándome... —dijo Abigail nerviosa, Shelly miró mal a Cassidy pero luego se mostró extrañada.
—¿Te hizo algo? Te ves muy nerviosa —respondió Shelly mirando detenidamente a Abigail. Yo también había notado algo raro en Abigail, ella no es de las que se ponen así de asustadas por cualquier cosa.
Dean y yo arqueamos las cejas al ver la expresión avergonzada de la rubia, miré a Cassidy, ella estaba sonrojada. ¿Qué rayos pasó aquí?
—M-Me e-estaba t-tocan...
Antes de que Abigail terminara de hablar Shelly empujó a Cassidy contra la pared y la asesinó con la mirada, me llevé una mano a la boca, la matará. Shelly la matará.
—¿La estabas tocando? Me sorprende, ¿ya no te gustan las pollas? —le preguntó Shelly con sarcasmo y odio, estaba muy enojada, Cassidy nos miró mal a todos e intentó separarse de Shelly, las dos pelinegras se miraron con odio.
—¡Abi! ¡Abi! ¡Abi! —todos miramos hacia la derecha, justo cuando creí que no podría ponerse peor las rubias de Abigail venían corriendo con expresiones de desesperación, tragué duro. Creo que esto se está saliendo un poco de control.
Todas se detuvieron dramáticamente en mitad del pasillo al ver a Cassidy, la miraron con fastidio y se acercaron a abrazar a Abigail.
Me masajee las sienes cuando todas comenzaron a hablar a la vez, miré a Dean, él estaba observando con detenimiento a Cassidy.
—¡Cállense la boca! —exclamó mi mejor amigo con fastidio, todas las rubias dieron un respingo y se callaron, me reí un poco. Dean las odia desde el primer día de clases. —Ahora tú... —dijo mirando a Cassidy y acercándose más, no había gracia en sus ojos, sorprendentemente se veía muy serio. —Si le haces algo a Dylan limpiaré el piso contigo —soltó fríamente, todos nos quedamos en un silencio sepulcral, Cassidy se veía algo asustada, Dean me agarró de la mano y con el ceño fruncido comenzó a caminar alejándonos de las demás.
Me mordí el labio y lo observé mientras salíamos al patio, habían grandes bolsas bajo sus ojos, suspiré. Quiero que mi madre se vaya.
—Vamos a sentarnos allí —dije señalando un banco que estaba casi oculto tras unos árboles, él asintió y pensativo caminó hacia donde señalé, en cuanto me senté él se acostó a mi lado y puso su cabeza sobre mis piernas, lo observé hacer un pucherito.
—Acaríciame el cabello —me pidió como un niño pequeño, ignoré el nudo en mi garganta cuando un nostálgico recuerdo llegó a mi mente, acaricié el cabello de Dean, el cerró los ojos y se durmió tras unos minutos...
...
—¡Papi, papi! —exclamé bajando corriendo las escaleras hacia él en cuanto entró a la casa, el me sonrió y se inclinó para cargarme cuando llegué frente a él, le di muchos besos en la mejilla y lo abracé. —Acaríciame el cabello —le pedí haciendo un puchero, él se rio y acarició mi cabello.
—Está bien Dyl, ¿me extrañaste? —asentí efusivamente cuando preguntó eso, él me dio un beso en la mejilla y caminó hacia la sala de estar, me acurruqué en su cálido pecho cuando se sentó en el sofá. Este era mi momento favorito del día...
Mathew
Abrí los ojos y me sentí desorientado al ver un techo blanco, me reincorporé de inmediato y miré alrededor con confusión, estaba en una habitación de hotel, y sin camiseta. Me calmé al recordar que Wesley y yo habíamos venido anoche por la lluvia, miré a mi lado con las mejillas calientes y casi se me sale el corazón al ver a Wesley dormido, ¡él tampoco llevaba camiseta!
¡¿Tuvimos sexo anoche?!
Levanté la sábana lentamente y me sentí confundido al ver que tenía puesto solo mi bóxer, ¿lo hicimos o no lo hicimos? Lo último que recuerdo es que tenía mucho sueño y me le tiré a Wesley encima para que me abrazara porque tenía mucho frío. Recuerdo muy bien el hermoso beso que nos dimos en el parque y que ahora somos pareja. Sonreí, no podría estar más feliz.
Me levanté de la cama rápidamente al sentir a Wesley moverse, mis piernas se enredaron con las sábanas y terminé cayendo de cara al piso. Perfecto Mathew, me dije con sarcasmo. Me quedé quieto esperando que el ruido que hice al caer no hubiese despertado a Wesley.
—¿Necesitas ayuda? —bufé al escuchar la ronca y burlona voz de mi novio, negué con vergüenza. —Quédate así, me estás dando una buena vista —dijo con un tono pervertido, miré hacia atrás y me apené aún más mas, él estaba mirando mi trasero.
—¡P-Pervertido! —exclamé intentando pararme, se me detuvo el corazón al sentir sus manos en mi cintura y su miembro presionando mi trasero.
—Me he controlado mucho contigo... —tragué duro cuando dijo eso manoseando mis caderas, giré la cabeza y lo encontré mirándome con impotencia y deseo, temblando de los nervios me di la vuelta y rodee su cuello con mis brazos, eso hizo que me mirara sorprendido y más excitado. —¿Tú... —asentí acercándome más a él, Wesley tragó duro y me levantó en brazos, yo estaba temblando. Tenía miedo, hace años que no estaba así con alguien, sé que con Wesley será diferente, él me quiere de verdad.
Cuando me dejó sobre la cama mi respiración se agitó, en cuanto se subió acaricie su pecho descubierto.
—M-Me g-gustan tus t-tatuajes —dije con fascinación mientras se los tocaba, fui bajando mis dedos suavemente por su pecho hasta llegar al elástico de su bóxer, levanté la mirada, Wesley tenía una sonrisa de chulo que me hizo arquear una ceja, me mordí el labio y con una mirada juguetona acaricié mi propio abdomen, a diferencia del suyo yo no tenía ni un músculo marcado, bajé mi mano y jugué con el elástico de mi bóxer, Wesley estaba mirándome con mucha atención, comencé a bajarlo lentamente divirtiéndome, sus ojos no se apartaban de mis movimientos, mis mejillas se calentaron cuando sus ojos se abrieron mucho, sin ver mi cuerpo supe que él ya vio el pequeño tatuaje que tengo en mi cadera derecha, era de una estrellita con una "W".
Wesley acarició mi cadera haciendo que me arqueara un poco, él veía embobado mi vergonzoso tatuaje.
—Soy tuyo desde hace tiempo —dije sin titubeos, mi rostro estaba ardiendo, él sonrió y sorprendiéndome me besó de repente, cerré los ojos con fuerza y le correspondí, él agarró mis caderas con fuerza y yo hice lo mismo con su cabello, suspiré con calor cuando bajó su boca a uno de mis pezones y lo chupó con rudeza, miré el bulto en mi bóxer, acaricié la espalda de Wesley y luego me quité lo único que llevaba puesto, Wesley se separó y me recorrió con la mirada, me avergonzó muchísimo estar así frente a él, cuando acarició mis piernas las separé por instinto, eso lo hizo sonreír de lado.
Me abracé a mí mismo cuando sus dedos se dirigieron a aquella zona, bajé la mirada apenado cuando noté que él estaba mirándome fijamente, di un respingo y me relamí los labios cuando entró un dedo, arrugue la nariz, se sentía incómodo, agarré una de las almohadas y enterré mi rostro en ella cuando comenzó a moverlo y me causó placer, ahogué mis gemidos en ella. Me sorprendí cuando él me arrancó la almohada y la lanzó al piso, su mirada era de ternura pero su sonrisa lobuna y pervertida mientras entraba otro dedo.
Estaba sudando y me sentía muy caliente, me aterroricé cuando Wesley sacó sus dedos y se bajó el bóxer, comencé a negar incrédulo.
—I-Imposible... —susurré tratando de escapar pero él me agarró por la cintura y negó con burla, hice un puchero y bajé la mirada nuevamente a su miembro erecto. Es que no... Simplemente no, eso no me iba a entrar.
Lancé un grito asustado cuando Wesley abrió más mis piernas y comenzó a acercar su cuerpo peligrosamente al mío, puse mis manos en su pecho intentando detenerlo pero era imposible, no se movía.
—Confía en mí.
Eso me hizo mirarlo sorprendido, en sus ojos había sinceridad, sentí un caos en el estómago, le sonreí dulcemente hasta que lo sentí entrando en mi interior, me quedé con la boca abierta mirando al techo, solté un quejido y varias lágrimas salieron de mis ojos.
—M-Me d-duele —murmuré en un hilo de voz, sentía como si estuviese desgarrándome, Wesley se detuvo, lo miré, mi cuerpo se sentía muy pesado.
—Relájate —me pidió con un tono suave acariciando mis mejillas, sorbí por la nariz, quería llorar.
—E-Entonces a-abrázame —le pedí a punto de echarme a llorar, tenía mucho miedo, eso lo dejó sorprendido y estático por unos segundos, cuando me abrazó finalmente escondí mi rostro en su cuello sin importarme mojarlo con mis lágrimas, él comenzó a a arrullarme y a pedirme que me calmara como si fuese un bebé.
Esto era lo que quería, que él fuese cariñoso conmigo.
—N-No me f-folles, h-hazme el a-amor —dije acariciando su espalda, él se separó un poco y me miró con amor, en cuanto se movió suavemente en mi interior supe que comprendió como me sentía, gemí tímidamente mientras él se adueñaba por completo de mi cuerpo.
Solo escuchaba mis gemidos, los esprines de la cama y el choque de nuestros cuerpos, miré a Wesley y sonreí, su cabello se pegaba de su frente por el sudor al igual que a mí, él estaba mirándome a los ojos mientras aceleraba sus movimientos.
Me agarré con fuerza de su espalda y le demostré cuanto me gustaba lo que estaba haciendo, le seguí el ritmo con pasión y pronto alcanzamos la mejor parte, con un gran gemido me corrí y abracé a Wesley cuando él me siguió, seguí abrazándolo aún después de aquel momento, acaricié su sudado cabello al sentir su corazón latiendo tan rápido como el mío.
Abrí mucho los ojos cuando se separó de mí e intercambió nuestras posiciones, dejándome acostado sobre su pecho, miré su rostro y le sonreí, en sus hermosos ojos había satisfacción, me quedé acariciando su pecho, yo también me sentía satisfecho.
—¿Te duele? —preguntó llevando sus manos a mi trasero, lo asesiné con la mirada y golpeé su pecho.
—Claro que me va a doler si lo tocas —dije enfurruñado, él me miró arrepentido, suspiré y lo abracé sintiéndome completo, miré el reloj que había en la pared, las clases comenzaron hace dos horas.
—¿Quieres ir al instituto? —miré a mi novio, él estaba mirándome con el ceño un poco fruncido, sonreí en mi interior, su mirada me pedía que dijera que no.
—Hoy quiero ser un chico malo...
Will
Llevaba varios minutos viendo el video de seguridad del día en que Dylan encontró la nota en su casillero, entrecerré los ojos al ver efectivamente a Cassie entrando un papel en la pequeña abertura superior que tenía el casillero. Dylan tenía razón, ella es. Ahora, ¿qué es lo que intenta esa estúpida niña? Ha cometido un grave error en meterse con mi pequeño.
Adelanté el video a ver si pasaba algo más, lo detuve cuando Dylan encontró la nota, bebí de mi café mientras lo miraba con atención, él arrugó la hoja y la tiró, arqueé las cejas, no se veía sorprendido. ¿Por qué? Lo observé recoger la bola de papel y caminar hacia Cameron, fruncí el ceño al ver la rara mirada de Cameron mientras Dylan hablaba, detuve el video y acerqué la imagen. Él le estaba mirando la boca a Dylan. Gruñí, lo tendré en observación desde ahora.
—Señor, la madre de un estudiante exige verlo.
Quité el video, alcé la mirada y vi a mi secretaria nerviosa. No recuerdo tener ninguna cita programada para hoy.
—Déjala entrar —dije con curiosidad, aunque tenía una vaga idea de quien podría ser.
Bebí tranquilamente de mi café mientras Jennifer abría la puerta, segundos después entró acompañada de aquella mujer castaña de ojos grises, la cual me sonrió y se acercó rápidamente, dejé el café sobre el escritorio y me levanté, le sonreí levemente. ¿Qué está haciendo aquí?
—Celine, toma asiento —le sugerí con amabilidad, ella se sentó frente a mí, me mostré impasible al verla reposar sus manos en su barriga, sus labios mostraban una dulce sonrisa pero en sus ojos había una mirada calculadora. Dylan salió más a su padre que a esta mujer tan fría y mecánica. —¿Qué te trae por aquí? —pregunté con un tono profesional, su sonrisa se amplió.
—Vine a hablar de mi hijo Dylan, quiero saber como le va en los estudios, siempre ha sido un poco tímido así que me preocupa su rendimiento en un instituto nuevo... —la preocupación en su tono de voz habría engañado a cualquiera, pero no a mí. Ella no vino a eso.
—Dylan Brown... —mencioné buscando las calificaciones de Dylan en mi computadora, sonreí, sus notas eran muy buenas. Estaba orgulloso de mi pequeño. —Es un buen estudiante. ¿Tímido? Dylan ha encajado muy bien en el instituto, no tienes de qué preocuparte —dije sonriéndole falsamente, ella dio palmaditas de felicidad, miré por unos segundos sus ojos grises, estos cobraron un brillo de interés.
Hablamos durante unos minutos sobre Dylan y sobre los viejos tiempos, sabía que había una razón tras esta repentina visita suya.
—Me alegro de que sigamos siendo tan buenos amigos, necesito un favor tuyo... —me acomodé en mi silla y la miré con atención, ella se mostró afligida, suspiró con cansancio. —Dylan ha estado raro... —dijo acariciando nerviosamente su barriga, arqueé una ceja.
—¿Raro en qué sentido? —pregunté con intriga, ella me miró con dolor.
—Está diciendo cosas raras, como que es gay y eso... —traté de ocultar mi gran sorpresa, Celine respiró hondo y bajó la cabeza, negué y suspiré. —¿Puedes creerlo? Mi hijo siendo gay... —dijo como si fuese lo más terrible del mundo, no dije nada y me quedé mirándola fijamente, ella se rascó la cabeza y me miró sorprendida y arrepentida. —No digo que ser gay sea malo, pero sé que Dylan no es así —dijo haciéndome irritar, el solo ver a esta mujer me molesta. Tendré que hablar con Dylan...
—No entiendo, ¿qué puedo hacer por ti o por Dylan? —pregunté aun sin comprender qué quería de mí, dudo que sepa que soy el novio de su hijo.
—Creo que hay alguien llevándolo por el mal camino, eres el director, ¿no has visto nada raro? —dijo inclinándose hacia mí. Yo soy quien está llevando a su hijo por "el mal camino" Quise decir pero me controlé.
—No, no he visto nada raro —dije haciéndome el pensativo, ella suspiró resignada, evité rodar los ojos al verla sacar una chequera. —Celine, si tu hijo es homosexual como buena madre que creo que eres deberías aceptarlo tal cual es, y guarda eso, no vas a sobornarme, y hablo en serio, no he visto nada raro en él, bueno, nada que yo considere raro —me levanté de la silla y caminé hacia la puerta no sin antes ver la fría mirada que me lanzó.
Abrí la puerta diciéndole obviamente con eso que se largara, ella no se movió del sillón, respiré hondo.
—Si no te importa, tengo varios asuntos que atender —dije fríamente, ella se levantó y con la frente en alto caminó hacia mí y me miró sin expresión.
—Si no es mucho pedir... ten un ojo sobre mi niño —dijo suavemente al salir, la miré extrañado, eso no sonó falso. —Adiós —se despidió y siguió caminando sin mirar atrás. No entiendo muy bien a esa mujer. Algunas veces es tan fría, otras veces me deja sin palabras.
Regresé al interior de mi oficina, me pasé las manos por el cabello. ¿Por qué Dylan le dijo que es gay? Me acerqué a la pared de cristal y mis ojos fueron rápidamente hacia los árboles que ocultaban un banco, pude distinguir a Dylan dándole cariño a Dean.
Es seguro que Dean lo está pasando mal. Lo que me pregunto es, ¿cuánto está afectando todo esto a Dylan? Ciertamente tendré que hablar con él.
Miré mi agenda, hoy no tenía nada que hacer.
Espero que el bebé que espera Celine no sea de Robert...
Cameron
—¿Dónde se habrá metido esa oveja? —me pregunté en un susurro mirando a todos los jugadores. Quería vencer a Dylan por tercera vez, me gustaba ver su expresión de frustración, pero él y Dean no están aquí.
Resoplé y en cuanto el juego terminó caminé hacia una de las cafeterías para comprar algo de beber, me detuve en mitad del camino cuando en mi mente aparecieron los ojos grises de Dominik, gruñí y moví violentamente la cabeza, no he podido sacar a ese chico de mis pensamientos.
Suspiré y entré en la cafetería más cercana, cuando la campanita de la puerta sonó todos me miraron, los ignoré y caminé hacia el mostrador.
—¿Una limonada? —preguntó la pequeña chica que atendía, le sonreí y asentí. Eso es lo que siempre pido. Anny se sonrojó y fue a prepararla.
—Mmm... camarón con limón, me encanta.
Me quedé helado al escuchar esa voz burlona, negué, mis pensamientos se están saliendo de control, pronto tendré alucinaciones.
Casi me caigo cuando Dominik se paró a mi lado, pestañee varias veces mientras lo veía, él estaba mirando hacia el menú. Él no es real, es producto de mi imaginación. Me repetí eso varias veces e ignoré su presencia.
—Aquí tienes, ¿y usted qué desea? —dijo Anny pasándome la limonada, abrí mucho la boca al ver que le habló a Dominik. ¡Es real!
Con el corazón a millón saqué dinero de mi bolsillo evitando mirar a Dominik.
—¿No venden camarones con limón? —preguntó ese maldito con inocencia, no me resistí y lo miré mal, él me sonrió.
—N-No —dijo Anny nerviosa, fruncí el ceño al ver como se sonrojaba por la mirada de Dominik.
—Que lastima —contestó el castaño con pena, Anny le sonrió nerviosa.
—Por ti voy a pescarlos yo misma —dijo soñadoramente haciendo a Dominik reír, a mí no me causó ni un poco de gracia, dejé el dinero y con mi limonada en mano caminé hacia la puerta.
Estoy molesto. Me molesta que esa estúpida Anny esté coqueteando con Dominik, pero me molestó aún más que él se riera con ella.
—No te ves feliz, camaroncin —rodé los ojos, ¿cuántos apodos tiene pensado para mí? Me di la vuelta y lo encaré.
—Verte me ha arruinado el día —dije haciendo una mueca, él se quedó callado mirándome curiosamente, bebí de mi limonada preguntándome por qué me miraba tanto, él sonrió de la nada, me quedé estupefacto cuando se acercó y tomando la pajilla de mi limonada bebió un poco, apreté los dientes sintiendo un extraño calor en mis mejillas.
—No me gusta la limonada —dijo haciendo una mueca de asco, lo fulminé con la mirada, él observó con interés mi rostro. —Aunque no me molestaría beberla de tus labios —murmuró de manera tenebrosa mirándome la boca, me alejé varios pasos con indignación y él sonrió.
Me removí incómodo al ver que estábamos llamando la atención, algunas chicas lo estaban devorando con la mirada, inconscientemente bebí de la limonada, dejé de tragar al caer en la cuenta de que nos acabamos de dar un beso indirecto.
—¿Q-Qué estás h-haciendo aquí? —pregunté para distraerme y olvidar lo que hice, él se llevó dos dedos al puente de la nariz.
—Vine a verte —respondió coquetamente, arqueé una ceja y comencé a caminar con él a mi lado, al ver que no le creí suspiró. —Mi madre me tiene de chófer —dijo enfurruñado, me reí al ver su cara de molestia, él se quedó mirándome nuevamente. —Tienes una linda sonrisa —soltó haciéndome sonrojar, mi pulso se aceleró y dejé de sonreír, Dominik entró sus manos en los bolsillos y me sonrió, aparté rápidamente la mirada.
—Gracias —dije bajando la vista al suelo. ¿Por qué me hace tan feliz que me dijera eso? —Tú tam...
—¡Dominik! —me callé al escuchar a una mujer llamarlo, miré adelante, más allá estaba la misma mujer embarazada que vi en su casa.
—Tengo que irme, adiós camarón, nos vemos pronto —dijo él mirándome detenidamente, asentí intrigado. ¿Pronto? Él me sonrió y caminó hacia su madre sin mirar atrás. Los observé mientras salían del instituto. Suspiré.
Dominik Brown me gusta mucho.
Dean
En cuanto llegamos del instituto caminé hacia mi habitación sin detenerme a ver toda la comida que había sobre la mesa en la que Robert, Dylan, Dominik y la bruja se acababan de sentar.
—Dean, ¿no vas a comer? —me pregunto Dylan afligido, me detuve y lo miré sintiéndome vacío, desde que vi la mesa noté que Celine ni había puesto plato para mí, era obvio que no me quería allí.
—No tengo hambre —mentí lentamente, miré a Robert, él estaba observándome con fijeza, me sonrojé y seguí mi camino. Yo sobraría en esa mesa.
Mis ojos se aguaron mientras caminaba, me sentía rechazado y fuera de lugar aquí. Todo desde que ella llegó.
En cuanto entré en mi habitación tiré la mochila y me lancé en la cama, mi estómago gruñó, no comí nada en el instituto, me pasé todo el receso y varias horas durmiendo en el regazo de Dylan.
Me senté en la cama al escuchar la puerta abrirse, quien menos esperaba entró y cerró la puerta tras sí, Robert se acercó y puso sobre mi escritorio un plato con comida, lo miré con los ojos entrecerrados cuando se sentó en un puf y se quedó ahí mirándome.
—Llévatela, no quiero —dije enfurruñado cruzándome de brazos, él arqueó una ceja.
—¿Piensas engañarme? —preguntó con algo de burla, lo miré mal.
—El que engaña aquí eres tú —respondí secamente, me arrepentí al ver que eso le había dolido, él se levantó luciendo resignado, me sentí aún más vacío al pensar que se iría, quería abrazarlo. Tenía tantas ganas de abrazarlo que me tuve que clavar las uñas en el brazo para controlarme.
—Come —dijo caminando hacia la puerta, sentí mucha ansiedad.
—Espera —dije a segundos de comenzar a llorar, él se detuvo y me miró. "Te amo". —Gracias —murmuré callándome lo que realmente quería decirle, él me sonrió un poco y asintió, miré con impotencia su rostro, él suspiró.
—... perdóname —creí escuchar eso cuando salió, en cuanto la puerta se cerró rompí a llorar del dolor y la frustración que sentía, abracé mis piernas y sollocé sin parar. —¿Dejé mis...
Levanté la mirada, un sorprendido Robert estaba mirándome desde la puerta, limpié rápidamente mis mejillas, mientras lo hacía sin darme tiempo a pensar se acercó y me abrazó con fuerza, intenté alejarme con el corazón martilleando en mi pecho pero él me lo impidió, su pecho estaba cálido, con la vista borrosa dejé de resistirme y lo abracé, lloré sin dejar de abrazarlo, él estaba sobando mi cabeza suavemente.
—R-Robert... —balbucee su nombre entre lágrimas mientras me aferraba a su cuerpo, no quería soltarlo jamás.
—Estoy aquí... —dijo él con cariño, cerré los ojos fuertemente. Está aquí. Abrí los ojos segundos después y sentí que se me helaba el cuerpo al ver a Celine observándonos desde la puerta, ella parecía estar absorta, cuando notó mi mirada se sorprendió y me miró mal mientras se iba.
¿Qué es lo que quiere esa mujer?
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Mi Director [Homosexual/Gay]
Teen FictionDylan Brown es un chico de 18 años, hijo del primer ministro de Reino Unido. Una noche, el mejor amigo lo reta a ir a un bar gay, en dicho bar, Dylan se pasa de copas y termina acostándose con Will Collins, un sexy hombre de 24 años. Dylan pensó que...