Dean
He pasado por situaciones extrañas y peculiares en mi vida, pero esto ya es algo extremo... Aun teniendo al doctor Graham frente a mí, observándome con indiferencia, me costaba asimilar que esto realmente estaba sucediendo. Esto no era una pesadilla de la que despertaría en cualquier momento, mi vida realmente peligraba.
Lo que sea que me inyectó ese psicópata mientras dormía, está haciendo un buen trabajo en dejarme peor de lo que estaba. Mi vista se volvía más y más borrosa con cada segundo que pasaba, mientras sentía que mi cuerpo pesaba cada vez más.
Lo miré con repugnancia, mi cabeza no dejaba de dar vueltas, estaba comenzando a caer en la desesperación al ver que Robert no daba señales de aparecer. Observé como parte del líquido amarillo se acercaba cada vez más a mi brazo por el fino tubo del suero, tengo que quitarme eso antes de que entre a mi cuerpo. Miré nuevamente al doctor, entrecerré los ojos tratando de ver mejor su expresión, él observaba fijamente la puerta hasta que respiró hondo y se recostó de una pared, luego se quitó los guantes negros de latex que se había puesto, parecía estar un poco preocupado. ¿Acaso escuchó algo? Mis sentidos están más que nublados, apenas soy consciente de lo que pasa a mi alrededor.
-A-Asesino... -le dije con la voz rasposa, su helada mirada se quedó en mí por un corto tiempo, gruñí, cuando él volvió a mirar hacia la puerta apreté los dientes y traté de mover mi mano, con movimientos lentos y dolorosos me arranqué la intravenosa, casi lloro de la felicidad al ver que mi mano había reaccionado aunque fuese un poco. La máquina que medía mi ritmo cardíaco me delató, el acelerado sonido de ésta llamó la atención del doctor, el cual me miró de inmediato, a pesar de mi mala vista pude distinguir la gran sorpresa en su rostro.
Supe que debía huir en cuanto su ceño se frunció al ver lo que había hecho, me alejé rápidamente cuando vi sus borrosas manos acercarse a mí.
-Maldito mocoso -masculló fastidiado, despegué todos los cables conectados a mi cuerpo y me levanté de la cama a pesar de mi mal estado, reprimí un sollozo, el cuerpo me dolía como nunca antes, cada pequeño movimiento se sentía muy pesado. Mis rodillas fallaron y terminé cayendo al piso sin poder evitarlo, no tenía fuerzas para poder escapar...
Escuché la pequeña risa del doctor, no podía verlo ya que se encontraba al otro lado de la cama, pero me imagino la expresión de burla que debe tener en este momento, probablemente sabe que no tengo oportunidad alguna de huir de sus garras.
-R-Robert... -susurré con los ojos llenos de lágrimas mientras presionaba con rabia el botón que había a un costado de la cama, estaba más que asustado. ¿Por qué no viene ningún enfermero? ¿Por qué Robert no está aquí protegiéndome? ¿A dónde fue? ¿Por qué me dejó solo? ¿Cómo es que el doctor pudo entrar aquí?
Aferrándome a las sábanas blancas intenté levantarme un poco, al quedar de rodillas pude ver al doctor, él estaba preparando una nueva jeringa, cerré los ojos un momento mientras sudaba, sentí bajo mis pies desnudos el frío piso en el que me encontraba tirado, abrí los ojos nuevamente al escuchar una ligera canción, la sutil melodía provenía del teléfono del doctor, el cual lanzó un bufido y sacó dicho aparato tras poner la jeringa descuidadamente sobre la cama, me quedé mirándola, el doctor negó varias veces y la tomó al ver cuanta atención le había puesto, él contestó a la llamada mientras miraba atentamente hacia su pierna herida.
-Tan oportuno... todavía no termino el trabajo, este niño... es difícil de tratar... -susurró el doctor desviando la mirada hacia mí, lo observé con odio, no me molestaré en disimular lo mucho que me desagradaba estar viendo su horrible rostro y respirando el mismo aire.
-Escoria -le susurré con la voz débil, me costó decir esa simple palabra, él me sacó la lengua, cuando miró hacia la ventana yo miré rápidamente la puerta.
ESTÁS LEYENDO
Mi Director [Homosexual/Gay]
Fiksi RemajaDylan Brown es un chico de 18 años, hijo del primer ministro de Reino Unido. Una noche, el mejor amigo lo reta a ir a un bar gay, en dicho bar, Dylan se pasa de copas y termina acostándose con Will Collins, un sexy hombre de 24 años. Dylan pensó que...