Mi Director [Homosexual/Gay]

No te lo dejaré fácil

Dylan

—¡Dylan!

Casi se me cae el celular de las manos al escuchar a mi padre llamarme al otro lado de la puerta, un sudor frío recorrió mi espalda.

—¡Ya voy! —respondí alzando la voz, suspiré aliviado al escuchar sus pasos alejarse segundos después.

No sé qué hacer, quedarme o irme no es mi decisión, mi padre me está obligando. Además no sé si deba discutir eso, no confío en Will, él solo me dice las cosas que quiero escuchar y luego volvemos a lo mismo...

—¿Y si me quedo qué? ¿Huiremos juntos? —pregunté mirando las gotas de agua bajar por la ventana, lo escuché suspirar. —Esto no es una película, tú ni siquiera sabes lo que quieres, Will —dije secamente, él gruñó.

—Te quiero a ti, joder —cerré los ojos con fuerza cuando dijo eso algo enojado, negué varias veces sintiendo mi rostro ardiendo. Ese estúpido ni sabe que sus palabras están por causarme un ataque cardíaco.

Mordí mi labio con frustración, mi padre está esperándome y mi príncipe de pacotilla quiere que me quede. Esos dos son como mi cerebro y mi corazón, amo a Will pero tengo que pensar en mí, una persona que me ve sólo como sexo no me va a tomar en serio, Will va a partirme el corazón una y otra, y otra vez.

—¿Quieres que me quede solo para que follemos cada día? —pregunté en voz baja, él se quedó en silencio, cosa que me desilusionó pero no me sorprendió tanto. —Los príncipes salvan y quieren a sus princesas... ¿o princesos? lo que sea, pero no les rompen el corazón... eso solo lo hacen los idiotas —dije con tristeza abriendo la puerta del baño, respiré hondo tratando de deshacer el nudo en mi garganta.

Miré mi habitación vacía, solo estaba la cama, con los labios temblando sonreí un poco al recordar todas las veces que estuvimos ahí acurrucados. Varias veces fuiste un verdadero príncipe...

—Adi...

—Espera, estoy estacionando el carruaje —me interrumpió, mis ojos se abrieron como nunca y mi corazón se aceleró, con las manos sudando me acerqué corriendo a la ventana y me quedé boquiabierto al ver el auto de Will estacionado unas esquinas más allá.

Sonreí y casi se me salen algunas lágrimas al verlo correr como un loco hacia acá.

—Hora de irnos —me di la vuelta y empalidecí al ver a mi padre mirándome, junto a él estaba su guardia Taylor.

—¿P-Podemos quedarnos un rato más? —pregunté rápidamente, su mirada escrutadora me ponía los pelos de punta.

—No —respondió sin más y caminó hacia mí, negué y corrí hacia una esquina, él me siguió fijamente con la mirada. —¿Con quién estás hablando? —preguntó arqueando una ceja, miré hacia abajo y noté que no le había cerrado la llamada a Will.

Colgué rápidamente y entré mi celular en el bolsillo para que no me lo quitara.

—Con una amiga —contesté tratando de mostrar convicción en mis palabras, él sonrió un poco, había burla en su mirada como cada vez que miento.

¿De qué se ríe? Aunque definitivamente esa no es una buena señal.

—De mentiroso no tienes nada —dijo mirándome con algo de diversión, pasé saliva y me crucé de brazos. —Tráelo —dijo simplemente echándome una última mirada y saliendo por la puerta.

—No soy un perro —me quejé pero él ni se molestó en mirarme.

Miré mal a Taylor, el pelinegro de ojos azules y cuerpo algo musculoso se acercó a mí con cautela.