Traición

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Cameron

Aprovechando que estaba solo di unos pequeños saltitos sobre el mullido sofá, era demasiado cómodo y esponjoso. Teníamos muchos recuerdos en este sofá. Aquí fue donde le supliqué a Dominik que se quedara conmigo. La nostalgia envolvió mi corazón al recordar cómo estuvimos abrazados ese día. Ese sentimiento desapareció casi de inmediato al recordar que no se quedó aunque se lo pedí dejando de lado mi orgullo, sino que hizo todo lo contrario, se fue y me bloqueó de todas partes para que no lo contactara. No sabía que podía llegar a ser tan resentido hasta que ese chico entró en mi vida. Nuestra relación fue corta pero me llevará toda una vida olvidarme de él.

Aunque seguía molesto con él me levanté para verificar que todo estuviera en orden y que Dylan no le hubiese hecho algo extraño. Dominik había entrado hace unos veinte minutos a la habitación donde estaba su hermano. No me sorprendería que en ese estado Dylan tratara de matar a cualquier persona creyendo que estaba en algún videojuego o en una película.

Entré sin tocar y definitivamente no esperaba ver la escena que encontré. Dylan estaba con los ojos cerrados alzando ambos brazos con evidente fastidio y sueño mientras Dominik le ponía un camisón limpio, al parecer lo bañó ya que se había quedado dormido todo sucio de su propio vómito. Reprimí una sonrisa viendo al mayor de todos, él se veía muy concentrado, como si estuviese haciendo alguna tarea muy complicada.

Aunque muchas veces Dominik era irracionalmente celoso con respeto a su hermano, no podía negar que se me hacía tierno cómo lo cuidaba y se preocupaba por él. Eso solo ponía en evidencia que detrás de su frialdad sí había un buen corazón.

—¿Sabes lo que es el ceviche, camarón?

¿Ceviche? Me sorprendí al escuchar a Dylan, su voz carrasposa era muy calmada y extraña, sonaba como si se hubiese fumado dos cajas de cigarros seguido de una botella de ron, sus ojos azules, ahora intensamente rojos, se abrieron y pude evidenciar la rabia en ellos. Maldije. Ingenuamente había tenido la esperanza de que olvidara que llegó a ese estado por mi descuido.

—No sé lo que es eso, Dylan... —respondí su pregunta cruzándome de brazos, vi a Dominik reír por lo bajo. No sabía lo que era el ceviche, pero por sus caras sabía que no debía ser nada bueno. —Pero me alegro de que ya estés mejor —agregué con honestidad quitándome un peso de encima, la culpa iba a acabar conmigo.

Ya que él estaba mejor no necesitaría de dos personas cuidándolo así que debería regresar a mi casa cuanto antes...

De solo pensarlo sentía como mis ánimos se iban al suelo poco a poco. Siempre, desde la primera vez que vi a Dominik, he sentido la necesidad de estar cerca de él. Pensé que mi corazón aprendería la lección después de ser desechado sin consideración pero no... Ahí seguía el muy tonto, acelerado hasta más no poder por el simple hecho de estar en el mismo lugar que aquel frío chico.

—Muy pronto haré un ceviche contigo —susurró Dylan fríamente sin apartar la mirada de mí, me estremecí cuando por un momento me pareció ver a una mini copia de su hermano.

—Eso te pasó por antojado —me defendí mirándolo mal. Si el niño no se hubiese antojado como loco de una malteada nada de esto habría pasado. Yo soy mesero, no bartender.

—¡Te voy a matar! —sonreí cuando Dominik agarró a la fiera antes de que se acercara a mí con sus malas y violentas intenciones. Le saqué la lengua burlándome cuando su rostro pasó a combinar con las cortinas rojas de la habitación. Cambié rápidamente mi expresión y fingí estar distraído cuando Dominik me miró arqueando una ceja. —¿Es que no le vas a decir nada? ¡Él me drogó! —refunfuñó Dylan con indignación, lo fulminé con la mirada. Tuve suerte de que Dominik no me asesinara antes, pero ahora viene él a recordarle eso nuevamente.

Mi Director [Homosexual/Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora