Dylan
Luego de tomar mi mochila bajé a la cocina para desayunar. Al entrar me sorprendió ver a Dean comiéndose un sándwich en silencio y tomando jugo de una cajita, él levantó la mirada por unos segundos pero rápidamente procedió a ignorarme, me sentí un poco incómodo al estar a solas con él. Sabía que seguía en la casa. Abigail me contó sobre el cambio de planes, ahora Dean se quedaría en el apartamento de mi hermano, con el cual deseaba hablar seriamente sobre las cosas que me dijo Vladimir ayer.
—Buenos días —dije en voz baja tomando uno de los sándwiches de pavo y queso que había en la encimera. Tal y como lo esperaba, mi mejor amigo se hizo oídos sordos. Noté que llevaba puesto el uniforme del instituto. Casi suelto un suspiro de alivio, me alegraba ver que se encontraba lo suficientemente bien como para asistir a clases. ¿Habrá pasado algo ayer? —Hoy tenemos entrenamiento —le recordé antes de darle una mordida al sándwich, él me miró con indiferencia por unos segundos.
—Lo sé —contestó secamente, me rasqué la nuca y abrí la nevera para sacar un jugo. Me sorprendió ver que solo habían jugos de cereza, volví a mirar a Dean y noté que se estaba tomando el último juguito de naranjas, el cual supuestamente odiaba y que por cierto, era mi favorito. Entrecerré los ojos.
—Qué malote eres... —murmuré sarcásticamente tomando a regañadientes un jugo de cereza.
Ayer tenía mucha motivación cuando le dije a Will que trataría de acércame más a Dean, pero era muy incómodo y extraño ser tratado así por él. Miré hacia el patio, algunas chicas del servicio iban de un lado a otro luciendo bastante estresadas a la vez que ponían manteles blancos en las pequeñas mesas que adornaban el gran jardín alrededor de la piscina. Suspiré.
—¿De verdad es necesario todo esto? —pregunté apoyando mi rostro en un puño.
Me sentía feliz por el nacimiento de Dahlia, ella era lo mejor pudo haberle pasado a esta familia, pero creo que no era prudente hacer una fiesta ahora. Solo habían pasado unos pocos días desde que Mick estuvo aquí, y aunque ahora estaba en prisión sé que todos seguíamos un poco afectados por aquello.
—Es lo que tiene ser de la alta sociedad —miré hacia la puerta cuando escuché a Vladimir responder mi pregunta, el ruso me sonrió y se sentó al lado de Dean, el cual lo saludó en un susurro.
Repetí sus palabras en mi mente. En mi familia siempre lo celebran todo, más que para disfrutar con amigos y familia sabía que lo hacían para mantener la apariencia de ser una familia perfecta ante los ojos del público.
Entrecerré los ojos viendo a Vladimir, tenía que escuchar la versión de Dominik sobre las cosas que supuestamente hizo con la hermana de Mick, algo me decía que Vladimir estaba omitiendo detalles importantes.
Mis pensamientos se vieron interrumpidos por la risa de Dean, llevaba días sin escucharla. Cuando lo miré me quedé atónito, él y Vladimir hablaban casualmente mientras se sonreían. ¿Qué está pasando aquí?
—¿Ahora son amigos? —la pregunta salió de entre mis labios antes de que pudiese siquiera pensarlo, los dos me miraron, Vladimir con una sonrisita maliciosa y Dean con una ceja arqueada.
—¿Celoso? —ignoré la pregunta de Vladimir, mis ojos estaban puestos en Dean, quien se rio por lo bajo y tomó un sorbo de su jugo de naranjas. No estaba celoso, estaba preocupado. Sentía que Vladimir no era alguien de fiar, después de todo, ¿cómo pudo estar de acuerdo en mantener secuestrada a una chica?
—Como te decía, espero que ese color me quede bien, nunca he usado uno así... —dijo Dean hablando con el ruso, quien me sonrió y le prestó atención al castaño a su lado.
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Mi Director [Homosexual/Gay]
Подростковая литератураDylan Brown es un chico de 18 años, hijo del primer ministro de Reino Unido. Una noche, el mejor amigo lo reta a ir a un bar gay, en dicho bar, Dylan se pasa de copas y termina acostándose con Will Collins, un sexy hombre de 24 años. Dylan pensó que...