Cameron
Me van a matar. Todos me asesinarán hoy. El director, el entrenador, Dylan y el resto de mis compañeros contaban conmigo. La vergüenza que pasaré será descomunal. Este era el partido más importante de todo el año, no solo representaríamos al instituto, sino a todo Londres. Pero nada de eso me importó anoche mientras tenía el juicio nublado por el placer, de hecho, ni siquiera recordé que tenía un partido hoy.
Esos eran mis pensamientos mientras buscaba desesperado el zapato que me faltaba bajo una atenta mirada gris que me seguía de un lado a otro. Mi vida estará oficialmente acabada en cuanto me vean jugar, si es que acaso puedo llegar a hacerlo. ¿Y qué tal si me tiro por unas escaleras y me rompo una pierna o una costilla? Nadie me culparía del todo si algo así me pasaba y estaba indispuesto para jugar...
—Cameron...
Miré a Dominik, quien había estado todo el rato observándome. Al bajar mis ojos a sus manos solté un suspiro de alivio y caminé hacia él arrebatándole el zapato rápidamente. Cuando me senté de golpe en el sofá no pude evitar hacer una mueca cuando una ráfaga de dolor subió desde mi trasero hacia mi espalda.
Dominik era una bestia insaciable. Después de anoche no tengo dudas de eso. Nunca había visto a alguien tener tanto sexo y seguir queriendo más y más sin agotarse. Algunos de los recuerdos de anoche están borrosos en mi cabeza ya que prácticamente fui yo solo quien se tomó la botella de vino completa. Sentí un poco de bochorno cuando miré alrededor y varios recuerdos explícitos cruzaron por mis pensamientos... Dominik poniéndome contra la pared, yo encima de él en el sofá, los dos en el piso enredados en la manta... Lo habíamos hecho en todas partes y demasiadas veces para ser contadas. Él era todo un maestro en hacer el amor, anoche sentí que estaba en el cielo pero ahora mismo todo aquello se había convertido en una pesadilla de la que no podía despertar.
—Déjame hacerlo yo —llegó hasta mí quitándome el zapato de las manos al ver que estaba batallando para ponérmelo, él se hincó y agarrando mi pie con su cálida mano me lo puso con facilidad, me quedé observando su rostro, tenía pequeñas ojeras y el cabello muy desordenado. Bajé la mirada por su torso desnudo... Su jodido torso lleno de chupetones.
—¿Qué diablos nos pasó anoche? —susurré para mí mismo alcanzando a ver los arañazos que le hice en la espalda, él soltó una risita y me miró con burla, todavía seguía hincado frente a mí.
—¿Quieres que te refresque la memoria? —murmuró arqueando una ceja y agarrando suavemente mi mentón, tragué duro y aparté su mano.
—No te preocupes, creo que ya estoy recordando —respondí sarcásticamente con una sonrisa, él se quedó mirándome.
En sus ojos había admiración y hasta algo de incredulidad, como si no creyera del todo que esto estuviera sucediendo. Me identificaba con aquello, para mí, despertar junto a él después de todo lo que nos dijimos anoche había sido un sueño hecho realidad. Me sentía feliz, aunque nos declaramos nuestro amor con palabras, la verdad era que nuestros cuerpos terminaron por expresar todo lo que sentíamos el uno por el otro. Nunca querría separarme de él. No creía en esas tonterías de tener almas gemelas o una media naranja, pero no sabría describir exactamente lo que siento, era como si mi corazón o mi vida ahora estuviesen enlazados con él, con su existencia, con su bienestar.
Acaricié sus mejillas mientras se me aceleraba el pulso, él cerró los ojos dejándose llevar. No sabía muy bien cómo sentirme con respecto a todo lo que me contó ayer. Estaba muy sorprendido por algunas cosas, molesto por otras pero sobre todo estaba triste. Mi corazón dolía por él y por todas las cosas horribles que tuvo que experimentar. Dominik era la persona menos egoísta que había conocido, siempre puso en primer lugar a su familia antes que a él mismo. Y su madre era todo lo opuesto, ha puesto siempre su sed de venganza antes que a su familia. Ya sabía que ella tenía mucho que ver cuando Dominik me dijo hace unos días que había sido entrenado a tan corta edad.
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Mi Director [Homosexual/Gay]
Teen FictionDylan Brown es un chico de 18 años, hijo del primer ministro de Reino Unido. Una noche, el mejor amigo lo reta a ir a un bar gay, en dicho bar, Dylan se pasa de copas y termina acostándose con Will Collins, un sexy hombre de 24 años. Dylan pensó que...