No me hagas reír

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Dylan

Me llevé una mano a la boca para disimular la sonrisa burlona que tenía al ver la cara de fastidio de Will, detrás de él iban tres niños con expresiones enfurruñadas.

Aparté la mirada rápidamente y mordí mi sándwich cuando él miró hacia acá, sonreí y asentí hacia Dean, a pesar de no saber de qué está hablando.

Miré hacia Will, él les dijo algo a los niños, esta vez no pude evitar reírme cuando todos comenzaron a chillar emocionados a la vez.

—¡Fresa! ¡Piña! ¡Banana!

Los niños lanzaban unos chillidos tan molestos que algunos de los estudiantes se fueron de la cafetería, Will frunció el ceño mirando a los niños.

Me levanté para botar la basura, tosí falsamente cuando pasé a su lado, interrumpiendo lo que iba a hacer, él iba a gritarle a los niños, negué mirándolo. Si hace eso lo más probable es que se echen a llorar.

Sentí un poco de compasión al ver que me pedía ayuda con la mirada, boté la basura y me acerqué a ellos. Me sorprendí, a esos niños los conocía muy bien.

Dos niños pelinegros, Nathan y Francis, y una niña rubia, Marlene, los tres vestían medio formal, ellos son hijos de un político que trabaja con mi padre.

—¡Hola! —los saludé con un tono dulce e inclinándome un poco, ellos se callaron y se quedaron mirándome, sonreí al ver como sus ojos se abrían mucho y se iluminaban al reconocerme.

—¡Dylan! —exclamó la niña lanzándose a mis brazos, los otros dos no tardaron en imitar sus acciones, los abracé a los tres.

—¿Qué hacen aquí, niños? —pregunté cuando nos separamos.

—Papá nos trajo, este hombre malo nos dijo que si nos callábamos el día entero nos daría jugos y sándwiches gratis —dijo Nathan mirándome con sus ojitos muy abiertos, Francis fulminó a Will con la mirada por querer comprarlos con comida.

Miré a Will con falsa desaprobación, él miró mal a los niños.

—No se callaron y aun así les daré jugos, no sé de qué se quejan —respondió él cruzándose de brazos, los niños le sacaron la lengua, me sonrojé cuando él me miró. Recordé todo lo que hablamos hasta la madrugada.

Desvié la mirada hacia los niños. Les preguntaría si mi padre también está aquí pero no puedo arriesgarme a que Will lo escuche. Él no sabe que es el primer ministro, y lo mejor será que no se entere.

—Bueno, olvidemos los rencores y dejemos que este hombre malo nos compre jugos —dije sonriéndoles e incluyéndome, Will arqueó ambas cejas mientras me miraba, yo le sonreí.

—Marlene, ¿de qué quieres el tuyo? —le pregunté a la niña, ella sonrió tiernamente.

—De fresa —dijo ella, yo asentí, lo mismo hice con los demás.

Tres minutos después los cuatro estábamos sentados en una mesa bebiendo jugos mientras Will los pagaba.

—¿Mi papá está aquí? —le pregunté en voz baja a Francis, él negó varias veces, yo suspiré de alivio y seguí bebiendo de mi batido de mango.

—Hora de irse —dijo Will en cuanto se acercó a la mesa, miré a los niños, ellos hicieron lindos pucheros y se levantaron.

—Adiós Dylan —dijeron ellos desanimados, yo les sonreí.

—Adiós —dije, ellos sonrieron y caminaron hacia la puerta, miré a Will, él me estaba mirando fijamente, me sonrojé y me mordí el labio al ver cómo me miraba la boca.

Mi Director [Homosexual/Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora