Dahlia

11.6K 795 796
                                    

Dylan

Mientras corría hacia la oficina de mi padre sentía mi corazón desbocado y mi respiración entrecortada. Estaba aterrorizado. No necesito ser un experto en embarazos para saber que toda esa sangre que corría por las piernas de mi madre era una terrible señal de lo que sucedía en su interior. ¿Y si se trataba de un aborto? ¿Y si a ella también le pasaba algo malo? ¿Y si moría?

Alejé los sombríos pensamientos que me invadieron. Será mejor no pensar en esas cosas por ahora y enfocarme en lo que realmente importaba. Mi madre debía ir a un hospital lo más pronto posible. Cada segundo perdido podría ser mortal.

Abrí la puerta de la oficina estrepitosamente y entré, todos se quedaron sorprendidos y de inmediato se pusieron en alerta al verme la cara, miré a mi padre.

—¡Mamá está s-sangrando mucho! —exclamé con desesperación, sus ojos se abrieron como platos y sin dudarlo ni un segundo se levantó y salió corriendo por la puerta con Dominik siguiéndolo de cerca.

—Dylan, ¿qué pasó? —me preguntó Scott, uno de los guardias. Noté que todos me miraban con atención, incluido Vladimir, el amigo ruso de Dominik.

—No lo sé, la encontré sangrando... tengo que irme —dije rápidamente caminando hacia la puerta. Quería estar cerca de mi madre.

Corrí de vuelta a la habitación sin mirar atrás. Cuando estuve llegando encontré a mi padre cargándola en brazos mientras ella lloraba, me hice a un lado para dejarlos pasar por el pasillo.

—¡M-Me d-duele m-mucho! —dijo mi madre en un grito desesperado, su cuerpo estaba dando pequeños espasmos. Sentí que mi corazón se encogía cuando me observó, su rostro estaba bañado en sudor, las lágrimas recorrían sus mejillas y su expresión de dolor era indescriptible.

—Todo estará bien —le susurró mi padre cariñosamente, admiré su gran capacidad para mantener la calma en esta situación. Cuando él me miró pude notar algo muy diferente en sus ojos, había mucho miedo. Sus ojos reflejaban lo que realmente estaba sintiendo. —Dylan, la llevaré al hospital con Dominik. Tú quédate aquí —me ordenó con firmeza, me limité a asentir. No estaba de acuerdo con lo que dijo pero sabía que no era el momento para discutir.

Fui detrás de él y lo observé subir a mi madre con delicadeza en el asiento trasero. Tuve un deja vú y recordé la noche que tuvimos que llevar a Dean al hospital cuando casi muere envenenado.

No pude ocultar mi sorpresa al fijarme mejor en la expresión de profundo e intenso temor de mi padre y en como abrazó protectoramente a mi madre después de haberse sentado a su lado. Él la abrazaba y la miraba como si tuviese entre sus brazos a la persona más valiosa de su vida. Conocía esa mirada porque era muy parecida a la que me dedicaba Will cada vez que estaba con él. Recordé que él lució genuinamente preocupado cuando Dean estaba enfermo, pero aquello definitivamente no se comparaba a como se veía ahora.

Sentí que me quitaban la venda de los ojos, y fue entonces cuando entendí todo lo que Dean había estado diciéndome desde que ella llegó.

Me quedé pensando en aquello mientras veía el auto alejarse. Me di la vuelta y miré con lástima hacia la ventana de la habitación de Dean. Nunca debí dejar que mi padre se acercara a él...

Un escalofrío recorrió mi cuerpo cuando una fría ráfaga de viento me envolvió. Miré alrededor, la única iluminación que había provenía de las luces que adornaban el largo camino hasta la puerta de entrada. Sentí algo de temor al ver toda la oscuridad que reinaba en el resto de los alrededores de la casa. Este parecía el escenario perfecto para que sucedieran cosas terroríficas.

Me tranquilicé un poco cuando divisé más allá a unos guardias vigilando el perímetro. Solté un suspiro y regresé al cálido interior de la casa.

Cuando subí las escaleras caminé inconscientemente hacia la habitación de Dean. Sonreí un poco al abrir la puerta lentamente y verlo en su cama profundamente dormido mientras abrazaba una almohada. Me invadió la tristeza al saber que muy pronto no podré venir a verlo dormir...

Mi Director [Homosexual/Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora