Capítulo 24 - Te odio.

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—Vamos arriba, Yoongi... Dame la mano.

Jimin estaba nervioso, pero no lo quiso demostrar, tomando cuidadosamente su mano, estaba dispuesto a ayudarlo. Al principio, él intentó zafarse de su agarre, pero se encontraba tan mareado que pronto cedió. Jimin lo ayudó a subir las escaleras hasta su dormitorio.

Tambaleándose, se sentó en el borde de la cama. Estaba tan borracho que no podía sostenerse, y no tenía sentido preguntarle algo ahora.

Quitándole la ropa, Jimin lo tumbó suavemente en la cama. Por una vez, él aceptó su ayuda en silencio, tenía los ojos entrecerrados y la cara enrojecida como efecto de la bebida. Pero incluso viéndose así, era tan guapo que sólo parecía erótico.

—Duérmete... —Susurró Jimin, apartando su cabello negro que había caído sobre su suave frente. —Le diré al chef que te prepare una sopa para la resaca mañana...

Parecía muy cansado. Parecía alguien que hubiera estado luchado con algo durante mucho tiempo. Mientras el menor lo miraba con tristeza, él de repente lo haló por su mano que lo acariciaba. Jimin se precipitó hacia delante.

Su cara estaba a centímetros de la suya. Sus ojos eran tan grises como el cielo cargado de lluvia. Parpadeó.

—Te... odio... —Murmuró.

Su corazón se desplomó. Jimin lo sabía. Pero aun así le dolía mucho cada vez que lo pretendía o lo decía, sobre todo ahora cuando pensaba que esta vez se estaban llevando mejor. Pero al parecer sólo era cosa de su mente.

Mordiéndose el labio, Jimin apartó su mano para intentar levantarse, pero él lo atrajo con más fuerza por la mano contra su cuerpo hasta casi abrazarlo. Levantó su rústica mano para acariciar su mejilla.

—Tú también me odias...

Jimin no podía entender todo lo que pasaba por esa cabeza. Pero no tenía sentido enfadarse con una persona borracha. Jimin bajó la mirada.

—No, Yoongi...

Hubo momentos en su última vida en los que sí lo había odiado. Era un hombre temperamental con poco autocontrol, además, Jimin estaba emocionalmente frágil por la conmoción del abandono de su padre, las falsas acusaciones, su repentino matrimonio no deseado con Yoongi, todo había sido demasiado. El estrés lo había hecho enfermar hasta morir tan joven.

Pero aunque su anterior matrimonio había sido horrible, había una razón por la que había podido soportar sus peleas durante tanto tiempo.

Porque era la única persona que había permanecido junto a él hasta que cerró los ojos para siempre en su antigua vida.

Cuando estaba sano, él había sido un esposo terrible, pero irónicamente había mejorado drásticamente una vez él enfermó. Durante los dos años que estuvo postrado en la cama, lo había cuidado fielmente. Por supuesto, su temperamento no había cambiado, a veces tiraba la sopa por la habitación, o le gritaba. Pero siempre volvía a la cama junto a él, con el arrepentimiento en la cara, para comprobar su temperatura, o ayudarlo a cambiar su ropa.

Cada vez que recordaba eso, no podía odiarlo como antes. Aunque no tuviera más remedio que casarse de nuevo con él, seguía soñando con un futuro feliz. Si era posible, con él.

—No te odio. Eres mi única familia. —Dijo el rubio, acariciando su cara con una sonrisa adolorida, pero las afiladas cejas de Yoongi se fruncieron, apartó su mano, rechazando fríamente su contacto.

Por segunda vez - YOONMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora