Capítulo 83 - Nuestro deber (3)

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Ahora estaban uno sobre otro, con Jimin abrazándolo por simple reflejo.

Después de colocarlo sobre él, Yoongi volvió a introducirse en él, estremeciéndole el cuerpo entero por la sorpresa. En esta posición se sentía nuevamente doloroso, pero la pequeña punzada de dolor se convirtió rápidamente en un cosquilleo que invadió de nueva cuenta su cuerpo. Fue como si lo penetraran verticalmente con una enorme estaca.

Yoongi estuvo amenazándole que se aseguraría que volvería a pensar en ningún otro hombre incluso después de la muerta, y en el momento en que soltó todas esas palabras posesivas, un escalofrío se producía a lo largo de la columna vertebral de Jimin, mientras su cuerpo comenzó a ser balanceado salvajemente de arriba hacia abajo.

Parecía que su virilidad partiría su pobre cuerpo. En esta posición, el glande de Yoongi frotaba hasta lo más profundo de su interior, provocándole una sensación enloquecedora que se le dificultaba admitir que le gustaba, sollozando mientras se aferraba a los hombros de su esposo. Ni siquiera tenía suficiente fuerza para gemir.

Pero cuanto más Jimin se aferraba a Yoongi, eso sólo alimentaba la excitación del hombre, aferrándose a su delgada cintura, empujó al doncel hacia abajo, un movimiento bastante lujurioso.

—Me voy un segundo y ya estas cubierto por el aroma de otro hombre ¿Eh? No le has mostrado esa carita excitante a nadie más ¿Verdad? —En ese instante, una de las grandes manos de Yoongi le tomaron el rostro para incorporarla, viendo al rubio respirar con dificultad mientras intentó mirar a su esposo con el rostro enrojecido y arrugado en plena excitación.

Jimin abrió su boca soltando un débil jadeo mientras echó su cabeza hacia atrás, y entre los saltos provocados por Yoongi, un rayito de la luz lunar golpeó su rostro, reveló su expresión enrojecida y curveada mordiéndose el labio inferior bajo su mano apretando los costados de sus mejillas al tomarlo por el mentón de manera brusca. Yoongi observó por un milisegundo esos ojos humedecidos, y era tan hermoso y excitante que se sintió a punto de eyacular.

— ¿Se siente bien? ¿Mh...? Estas moviendo tu cintura... parece que te hace sentir bien... —Le habló con tono bajo y rasposo, bajando esa mano que sostenía su rostro ahora a frotarle con uno de sus rústicos dedos su glande.

Jimin chilló como primera reacción. No podía soportar el intenso placer que se extendió por todo su cuerpo, pero tampoco tenía escapatoria ahora que Yoongi lo tomaba por las caderas con fuerza.

Seguía penetrándole sin piedad, aumentando de alguna manera la sensación de placer, incluso el ritmo era fuerte y constante, escuchándose los golpes que se producían cada vez que sus pieles chocaban. Cada vez estaba más cerca del orgasmo, rodando sus ojos hasta tornarlos completamente blancos.

—Cada vez me aprietas más, Jimin... —Jimin se inclinó hasta que apoyó su rostro contra su sien, escuchando gemidos ahogados y desordenados, retumbando su mente.

Yoongi agarró uno de sus glúteos con fuerza, sus dedos callosos pellizcaron su suave piel, dando contraste con su tacto áspero, pero su cuerpo caliente recibía con gusto todo eso que conoció como placentero, era la forma en que Yoongi se lo presentó.

Jimin odiaba esos labios que sólo sabían decir palabras lascivas, avergonzándolo. Bajó la cabeza entre ligeros gemidos, que Yoongi ahogó en su garganta cuando poseyó sus labios. Jimin le correspondió, permitiéndole tener el control incluso en su propia boca, y en el mismo instante que trató de entrelazar sus deditos en el cabello de su esposo, su tamaño se agrandó en su interior.

Yoongi le apretó con tanta fuerza sus músculos traseros, que debió haberle dejado marcas de sus manos, y también elevó su pelvis aumentando la fuerza de la penetración que pronto se tornó desordenada. En ese momento, experimentó un clímax bastante intenso, que sintió que su cuerpo flotaba.

— ¡Ahh~! —Jimin gimió, sintiendo largos listones caer en su pecho y abdomen, mientras echó su cabeza hacia atrás, y sintió los dientes de Yoongi clavarse en su cuello.

"Quiero estar con él para siempre" Pensó el mismo que se calvó mucho más en el interior del doncel, mientras le besó la frente, la comisura de sus ojos y las mejillas sonrojadas.

Sus ojos grises brillaron con intensa pasión y obsesión. Todavía podía sentir el sutil aroma de otra persona, permanecía detrás de sus hombros.

Pero Jimin era un doncel virtuoso que no le abrirá las piernas a otro hombre. De hecho, confiaba más en Jimin de lo que este podría creer, sin embargo, se sentía algo disgustado, puede que otro hombre sí estuvo muy cerca charlando, como para impregnarle su perfume.

Claramente, le parecía estúpida la excusa de que estaba probando nuevos perfumes. Pero realmente no importaba. Pretendía que el olor a perfume o lo que fuera, se esfumara cubriéndolo con su propio olor corporal. Y estaba dispuesto a eyacularle en su interior hasta que supiera a quién le pertenecía.

No entendía a qué se debía esta intensa posesividad que ahora sentía. Se enfadaba cada vez que Jimin intentaba apartarlo con sus hermosas manos, y él tenía razón con lo que había dicho, él quería un matrimonio formal donde ambos cumplieran sus obligaciones, pero ¿Entonces por qué su corazón se desplomó en el momento en que dijo eso?

Yoongi lo acostó sobre las almohadas, y se asomó entre sus blanquecinas piernas temblorosas. No podía responder sus propias preguntas, pero algo de lo que sí sabía era que la noche acababa de empezar. 

Por segunda vez - YOONMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora