Por segunda vez - YOONMIN

Capítulo 31 - Primera Cita

Acostado de lado, Yoongi apoyó su barbilla en la mano y miró la cara dormida de Jimin. Después de haber sido zarandeado por Yoongi tantas veces, dormía como un tronco. A diferencia de Yoongi, que tenía problemas para dormir, Jimin podría quedarse dormido en cuanto su cabeza tocaba la almohada.

Extendiendo la mano, le tocó la frente y el cuello para comprobar su temperatura por costumbre. No había fiebre. Era difícil comprobar su mano derecha debido al vendaje, pero a juzgar por su muñeca, no había ninguna hinchazón.

Lamentó haberle sometido a un esfuerzo excesivo tan pronto como se había recuperado de la fiebre. Se reprendió a sí mismo por no controlar sus deseos cuando sabía que Jimin era delicado, y que no era seguro tratarlo con brusquedad. La próxima vez tendría más cuidado con él. Sus ojos todavía estaban un poco hinchados por el llanto, mirarlo así, causó que le doliera el pecho, como si una pequeña espina se hubiera alojado en su corazón.

Los profundos ojos grises de Yoongi se movieron lentamente sobre su silueta dormida. Incluso dormido, se veía perfectamente, tumbado de espaldas con las manos apoyadas en el estómago. Le irritaba, pero le hacía sonreír al mismo tiempo. Cuando se dio cuenta de que le estaba sonriendo, instantáneamente endureció su rostro.

"Joder".

Quería zarandearlo en la cama, era normal que un hombre hiciera eso con su marido o mujer, y luego se fuera sin mirar atrás. Estaban casados, además sin ningún sentimiento de por medio. Entonces, ¿Por qué miraba la cara de este chico dormido sonriendo como un idiota?

Yoongi se pasó las manos por la cara, frotándose los ojos hasta que le picaron, pero aun así encontró aquel rostro lo suficientemente hermoso como para hacerle maldecir. Las débiles manchas de lágrimas en sus mejillas, sus labios hinchados, el cabello rubio sobre sus mejillas... Todo era tan bonito en él.

"¿Qué demonios estoy haciendo?"

Yoongi estaba muy confundido.

Incluso ahora, cuando recordaba todos los insultos que le había dicho a su padre, apretaba los dientes de rabia. El Duque Park, el linaje más vil de los aristócratas, era el peor socio posible para el ilegítimo Yoongi. Pero, ¿Por qué el hijo de ese hombre le parecía tan condenadamente hermoso?

Avergonzado, ahogó su cara entre las sábanas, gimiendo.

—Mhhh... ¿Yoongi?

La pregunta somnolienta provino de Jimin, que estaba con los ojos entreabiertos mientras su mano se movía en su dirección, acariciando su hombro descubierto.

—Está bien, Yoongi... —Él balbuceó, claramente inconsciente. —Nadie te hará daño... Te protegeré...

Después de un sexo vigoroso, su voz estaba un poco ronca de tanto gemir. Yoongi frunció el ceño mientras él pronunciaba inexplicables palabras, preguntándose el motivo, pero Jimin no estaba en condiciones de dar explicaciones. Incluso, semiconsciente, repitió las palabras de consuelo, como si las hubiera dicho muchas veces antes.

—No has hecho nada malo... No estés triste... La guerra ha terminado, sólo... duerme...

Su voz se apagó. La pequeña mano de él se desprendió de su hombro. Yoongi miró su cara durante un raro, desconcertado. Luego se dio cuenta de lo que significaban esas palabras.

Él sabía de su maldito sonambulismo.

Sus ojos se oscurecieron. Había pensado que él no tenía ni idea, pero ahora recordaba la mañana en que lo encontró en su habitación, luego hace unos días, cuando se encontró así mismo dormido en su cama. Sería un tonto si no lo supiera, y debió de mentir para proteger su orgullo. Jimin sabía que a él no le gustaba que los demás conocieran sus debilidades, él había cerrado los ojos y fingió no saber nada, para que él no se preocupara.