Capítulo 01 - La Bestia

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Jimin se agarró a las sábanas de la cama mientras su cuerpo se balanceaba violentamente. Estaba al borde de la inconsciencia y sus piernas temblaban lentamente.

Pero las manos musculosas que lo agarraban por detrás no estaban dispuestas a dejarlo descansar. El hombre levantó de nuevo su trasero con las manos mientras movía sus caderas con ferocidad.

Su dura virilidad penetraba fuertemente. El interior de sus piernas estaba pegajoso por sus fluidos. Llevaba horas introduciéndose en él sin dar señales de detenerse.

—Mhhh... mhhh, ahora, para... —Jimin suplicó, sollozando. Estaba completamente agotado.

Con su corto cabello rubio revuelto y lleno de nudos, su piel enrojecida y sus ojos llenos de lágrimas, se veía tan encantador que cualquier hombre habría querido masticarlo.

"Un día me lo voy a tragar entero".

El hombre miró a Jimin. Sus ojos grises se volvieron monstruosos con ese pensamiento. El cuerpo del hombre lo inmovilizaba, tan grande y musculoso que nadie que estuviera detrás de él podría vislumbrar el pequeño cuerpo de Jimin.

Cada vez que embestía su gruesa virilidad en lo más profundo de su interior, se le escapaba un gemido retumbante. Él se sentía como si lo estuviera asaltando una bestia. Su pequeño cuerpo se estremecía.

—Es... demasiado duro, despacio... ahh, ahora para... ¿Por favor?

Una lágrima se resbaló por su pálida mejilla. El hombre se detuvo un momento, luego pretendió que no le afectaban sus lastimosas súplicas. Su mano pasó por debajo de él, poniendo sus dedos alrededor de su falo. Jimin se estremeció cuando él acarició su zona íntima. Sus dedos estaban ásperos por la práctica con las espadas, estimulándolo aún más.

Fingiendo que no se daba cuenta de su sensibilidad, le acarició con picardía el glande hinchado. Jimin gimió cuando el estimulante placer recorrió su cuerpo.

Retiró su mano para mostrárselo. Los dedos que lo habían tocado estaban empapados de sus fluidos.

El hombre lamió la miel translúcida de sus dedos, moviendo las comisuras de su boca en una cruel sonrisa.

— ¿Quieres que me detenga? Es curioso, tú zona de abajo me sujeta con tanta fuerza. Pero tú boca está diciendo algo diferente. Tú lengua está llena de mentiras, Park Jimin. Tú familia siempre miente.

Jimin le miró con resentimiento. Yoongi tenía unos sensuales labios rojos en su frío rostro. Una belleza sensacional que haría que incluso otra persona se sintiera celosa. Pero cada palabra que escupía de esos labios era obscena y estaba llena de amargura.

Por otra parte, cuando él vio esos ojos llorosos llenos de placer, le produjo una extraña excitación. Su pene, enterrado en lo más profundo, se sacudió como una criatura viva. Por reflejo, las paredes internas de Jimin se tensaron. El rostro del hombre se ensombreció. No pudo contenerse más. Comenzó a penetrarlo de nuevo.

—Shhh, Jimin. —Susurró. —Si realmente quieres que me detenga, por favor, no aprietes ese sucio agujero. Me está volviendo loco, quiero meterla toda ahora. ¿Quieres que termine rápido? Entonces abre más las piernas.

Las palabras lascivas que salían de su boca lo molestaban. Le llenaron de vergüenza, y cuando él terminó de hablar, sólo lo penetró más fuerte. Cada vez que él empujaba profundamente, él sentía como su interior ardía. Cada que su duro pene golpeaba sin piedad sus calientes paredes, su visión se volvía más blanca de placer. Su pequeña hendidura, que había aprendido el gozo de estas aventuras amorosas, se estrechaban apretando su virilidad.

Por segunda vez - YOONMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora