Anaya Cooper:
—Por fin estamos solos.
—Ya era hora.
Jensy me levantó y me sentó encima de la isla de nuestra cocina.
—Te amo, Beba —admitió.
Unió sus labios a los míos en un beso corto.
—Yo también te amo, Saco de pulgas.
Puse mi mano en su nuca y lo atraje hacia mí, uniendo sus labios a los míos en un beso más largo, más profundo. Jensy se rio, pero no se alejó de mí.
Nunca me cansaría de besarlo, de sentir su cuerpo cerca del mío, de verlo, de amarlo.
Quince minutos antes, la pandilla de motociclistas (Los motociclistas) abandonaron nuestro hogar.
Desde el momento en el que formaron su pandilla, no había dejado de reírme. Verlos con sus chaquetas negras era algo increíble y gracioso, parecían los típicos chicos malos sacados de una película, pero ese papel no les encajaba, tal vez porque ya sabía que eran los chicos buenos.
—Les he dicho que no se estén besando cuando Jasper está por aquí —gruñó Samuel, irrumpiendo en la cocina.
Jensy y yo desunimos nuestros labios y nos centramos en Samuel.
—Sapicienta, ya hemos hablado de esto —le recordé.
Bueno, podría decir que no era normal que entrara a nuestra casa, pero sería mentira. Además, no podríamos librarnos de Samuel y mucho menos de Trina, ¿por qué? Porque ambos decidieron mudarse cerca de la casa de Jensy y yo.
—A mi mejor amigo no le molesta, ¿verdad, castañito?
Jensy no pudo soportar no reírse.
La verdad es que Samuel cumplió lo que se propuso. Dijo que se convertiría en el mejor amigo de Jensy, y así fue. Ambos se dieron cuenta de que tenían muchas cosas en común. En especial la de sobreprotegerme.
—Espera. ¿Qué haces aquí? —le pregunté.
—Oh, eso. Nadie se fue. Comeremos pizza. Y mi hijo sigue aquí, así que dejen de estar besuqueándose por ahí. Tengo un hijo que proteger.
—Dile eso a Trina —comentó Jensy, feliz.
—Rayos, Dani y Trina son unos imprudentes —sus ojos se abrieron de par en par—. Y los dejé afuera con mi hijo.
—De mi nadie habla a mis espaldas —expresó Trina, entrando a la cocina—. Anabella, bájate de ahí —rodó los ojos—. Sé que es tu casa, pero no se pueden estar besando. Cuidemos a los niños.
—Eso es lo que les dije, solo que tú eres la insensata, Kartunzel.
—Eh, eh, eh. Estoy intentando tener un momento romántico con mi esposo —gruñí.
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Creo que te necesito
Teen Fiction✨Bilogía mi necesidad.✨ Ambos libros están en este mismo espacio. 1- Creo que te necesito. Y 2- Te necesito. Dos caminos distintos se conectan para unir personas con algunos puntos de vistas diferentes. A pesar de que ambos tienen muchos planes, enc...