Capítulo 11

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El lugar estaba vacío, solo nos hacían compañía las aves y quizás otros animales que no pudimos ver

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El lugar estaba vacío, solo nos hacían compañía las aves y quizás otros animales que no pudimos ver. El silencio era interrumpido por el canto de las aves, por el sonido de la cascada y de las hojas al moverse. Todo al mismo compás, incluso parecía una especie de canción. Una canción que escucharía una y mil veces.

Sonreí. Porque, aunque Jensy no recordaba nuestro pasado, nuestro presente se volvió a conectar.

Sentí cómo su mano tocó la mía, y no tardó en entrelazar nuestros dedos, así como el día que fuimos a la iglesia. Apreté un poco más fuerte su mano, para que supiera que estaba de acuerdo con su toque, y lo miré a la cara. Su sonrisa se amplió. Y volvimos a mirar hacia el frente.

Me encantó la cascada. Y amé la forma en la que el cielo se reflejaba en el agua.

—Es hermoso —comentó.

—Sí. Aquí mi hermano le pidió matrimonio a su esposa.

Ni siquiera sé por qué hablé de matrimonio, o sea, podría pensar que quería que hiciera eso conmigo. Ay, Dios.

—Yo también lo haría —expresó.

Tragué saliva.

—S-sí, es un lugar a-agradable.

Soltó una pequeña risa.

—Dijiste que trajiste ropa.

Sonreí.

Obvio que traje ropa.

—Sí, trajes de baño y otra ropa para cambiarnos.

Alzó ambas cejas, sorprendido.

—Vaya. Eres buena.

—Lo sé —sonreí—. Nos iremos mañana —le recordé.

Asintió despacio.

—Mañana —repitió—. Interesante. ¿Los del hospital lo saben?

—No.

—¿Sabes que te van a expulsar?

—Eres mayor de edad, deja de actuar como si fueras un niño —toqué su hombro, burlona.

—Vaya forma de tratar a tu paciente.

—Paciente yo, que no te he golpeado.

Se rio.

—Cierto.

Quería decirle lo mucho que lo amaba, pero no quería asustarlo. A pesar de que estábamos juntos, no había una base sólida que confirmara que lo nuestro ya era oficial.

Había dicho que era mío, pero necesitaba estar segura de qué significaba Melany para él.

—Vamos a cambiarnos.

Su sonrisa se amplió.

Caminamos hacia el coche, con las manos entrelazadas, pero tuvimos que desunirlas para poder sacar la bolsa en la que se encontraban nuestros trajes de baño.

Creo que te necesitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora