Pasó un mes desde nuestro encuentro, no habíamos tocado el tema en absoluto, en las noches solía llorar, él fue el primero en mi vida y no podía quitármelo de la cabeza, me sentía perdida, frustrada, apagada.
Joe tuvo que ir a Japón por trabajo, ni si quiera él sabía cuánto tiempo estaría fuera, pero me imagino que no sería más de dos semanas.
En la academia las cosas iban bien, las clases de actuación me permitían sacar a flote todas las emociones guardadas, me servía de catarsis, estábamos preparando la obra de "mujercitas" la que presentaríamos a fin del semestre y yo quería obtener el papel de Jo.
Erick: ¡Amelia! - lo oí gritar desde el patio principal.
Amelia: ¡Hola! - lo abracé cuando llegó a mi lado.
Erick: Ven conmigo - tomó mi mano.
Amelia: ¿A dónde vamos? - pregunté mientras seguía sus pasos.
Erick: Es sorpresa - sonrió ampliamente.
Llegamos a un salón vacío.
Erick: Siéntate y disfruta - su bella sonrisa hacia juego con sus iluminados ojos.
Tomé asiento y él tomó su violín, comenzó a tocar, sus dedos se movían con soltura sobre las cuerdas, sus gestos, sus movimientos, todo se mezclaba de forma perfecta con la melodía, parecía un ángel caído del cielo, solo éramos él y yo en ese momento mágico y especial, no pude evitar emocionarme hasta las lágrimas por las notas perfectas que surgían no sólo de sus manos, si no que desde su alma.
Mis aplausos retumbaron por el lugar, cuando terminó el pequeño concierto.
Erick: Espero que esas lágrimas sean de emoción y no por haber roto tus tímpanos - sonrió con ternura, secando mis lágrimas con el puño de su sudadera.
Amelia: Eso fue hermoso Erick - sorbete mis mocos, lo que lo hizo reír de forma nasal.
Erick: Te lo debía - alzó sus hombros sin dejar de sonreír.
Amelia: Gracias - lo abracé fuertemente.
Me aparté unos centímetros para verle a la cara, sin dejar de abrazarlo, nuestras miradas se unieron unos segundos, Erick bajo su mirada hacia mis labios y me besó, su beso era tierno, suave, sin ninguna doble intención; apartó sus labios de los míos, pegó su frente con la mía unos instantes antes de volver a verme a los ojos.
Erick: Amelia me gustas - habló bajito, casi en un susurró y sus mejillas se volvieron rojas carmesíes.
No podía negar que la dulzura de Erick me derretía y que también sentía algo por él, pero estaba tan confundida con lo de Joe, necesitaba tiempo para aclarar mi mente, mis sentimientos y no quería que en el proceso Erick saliera lastimado.
Erick: Si no sientes lo mismo está bien, no debes decir nada - se apartó para darnos espacio, bajando su mirada.
Amelia: Erick yo estoy un poco confundida, hace poco terminé mi relación y necesito tiempo para aclarar mis sentimientos - tomé sus manos y lo vi a los ojos.
Todo era cierto, excepto por el hecho de que era Joe y no Patrick el que estaba en mi cabeza aún.
Erick: Entiendo, no quiero apresurar nada, tomate todo el tiempo que necesites, solo quiero que sepas que aquí estaré, esperando, que cualquier decisión que tomes, la respetaré y que las cosas no cambiaran entre nosotros - besó mi frente y se giró para guardar su violín.
Erick: Bien ¿te llevo a casa? - me regaló su hermosa sonrisa de siempre y yo asentí.
Amelia: ¿Cómo se llama lo que tocaste? - pregunté en el auto, rumbo a casa.
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Primos Quinn +18 Joseph Quinn.
RomanceJoseph: Sólo, no quiero que estés en la boca de nadie. Amelia: Podría estar en tu boca si no fueras tan cobarde. Estábamos a centímetros de distancia, podía sentir su respiración tan agitada como la mía, me acerqué un poco más, me abracé a su cuello...