Narra Amelia.
Desperté un poco aturdida, me tomó un par de segundos asimilar en donde estaba.
Enfermera: Cariño ¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes? - Se acercó tomándome la mano.
Amelia: Bien, un poco cansada, pero bien.
Enfermera: Genial, llamaré al doctor para que te revise ¿sí? - su sonrisa era amable.
Al cabo de unos minutos entraron mis padres junto al doctor.
Marie: Cariño - caminó hacia mí con los ojos llorosos y besó mi frente, papá me tomó la mano, ambos a mi lado derecho.
Doctor: ¿Cómo te sientes Amelia? - preguntó amablemente.
Amelia: Un poco cansada, pero ya no siento dolor ¿Qué me pasó?
Doctor: Es normal que estés cansada, déjame examinarte un momento.
El doctor me hizo seguir una luz, me examinó con el estetoscopio y revisó la maquinita que muestra los signos vitales.
Doctor: Bien, esta todo en orden, en un par de días podrás irte a casa - sonrió con ternura - ahora los dejaré solos para que puedan hablar - me guiñó un ojo antes de irse.
Marie: ¿Ya oíste? En un par de días podremos irnos a casa - acariciaba mi pelo.
Mi padre no soltaba mi mano y me sonreía con ternura.
Amelia: ¿Qué fue lo que pasó mamá?
Marie: No te preocupes por eso ahora, solo debes descansar - estaba evadiendo la pregunta, la conocía demasiado bien y era lo que solía hacer cuando no quería hablar sobre un tema delicado.
Amelia: ¿Papá? - busque respuesta en él.
Arthur: Cariño - tomó aire antes de continuar - lo que te diré es un poco delicado, pero quiero que sepas que estamos aquí para a apoyarte en lo que necesites ¿sí?
Amelia: Okey...
Mi corazón comenzó a latir con fuerza, tuve un mal presentimiento, definitivamente era algo malo, papá aclaró su garganta antes de hablar.
Arthur: Tenias aproximadamente cuatro semanas de embarazo - apretó mi mano.
Amelia: ¿Qué? No - negué con la cabeza - ¿a qué te refieres con que tenía? - mi voz se quebró.
Sentí como mi pecho se apretó, un nudo se formó en mi garganta y las lágrimas comenzaban a caer por mis mejillas.
Arthur: Tuviste un aborto espontáneo, lo siento pequeña - sus ojos estaban llenos de lágrimas.
Amelia: No, no, no papá, no - me abrazó y así estuve llorando por un rato largo, mamá también me abrazó y éramos todos lágrimas.
Al fin me calmé y papá me contó todo, de cómo y por qué ocurrió, sobre mi condición, que era tratable pero que no aseguraba que pudiera ser madre eventualmente.
Ahora todo tenía sentido, mi rechazo por el alcohol, la sensibilidad emocional, el sueño constante que sentía, estaban todas las señales y no me había dado cuenta, quizás si hubiera prestado más atención, tal vez podría haber salvado a mi bebé.
Ahora solo una pregunta rondaba en mi cabeza.
¿Joseph lo sabrá?
Marie: No te preocupes cariño, ahora cuando salgas del hospital, te llevaremos de vuelta a Nueva York y podrás comenzar desde cero.
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Primos Quinn +18 Joseph Quinn.
RomanceJoseph: Sólo, no quiero que estés en la boca de nadie. Amelia: Podría estar en tu boca si no fueras tan cobarde. Estábamos a centímetros de distancia, podía sentir su respiración tan agitada como la mía, me acerqué un poco más, me abracé a su cuello...