Narra Amelia.
Estaba envuelta en angustia, miedo, desesperación y ahí venía otra crisis mientras hablaba con mi amiga.
Lanna: Amelia, trata de calmarte ¿sí?, todo va a estar bien, respiremos juntas - intentaba calmarme.
Amelia: Me odia Lanna, Joe me odia - sollozaba.
Lanna: Pero ¿estás segura de que tienen algo?, quizás sólo son amigos.
Amelia: Ella tenía su camiseta puesta y él apareció semi desnudo.
Lanna: Dame el número de ese imbécil, va a tener que escucharme.
Por algún motivo cedí y le envié el número, supongo que de cierto modo Lanna me vengaría, ella podría decirle todo lo que yo no pude...
La soledad me golpeaba, sus palabras tan frías se repetían en mi cabeza, la forma en la que me vio con desprecio, con odio, me partía en dos, juró amarme por siempre, juró que no me dejaría ir.
Pero lo dejaste Amelia...
Pasaron varios minutos, ahogándome en llanto, casi no podía respirar, corrí para volver a hundir mi cara en el agua fría, pero no fue suficiente, mi cuerpo temblaba, cada vez me costaba más respirar, decidí meterme a la tina y mojarme por completo, el dolor del agua fría chocando con mi cuerpo, logró en parte estabilizar un poco mis emociones.
Apagué el agua y me quedé ahí, en la tina, con la ropa empapada, pensando en que ojalá hubiera muerto en ese huracán, deseando haber muerto junto a mi bebé.
Deseando morir ahora mismo.
Narra Joseph.
Estaba a punto de llegar al hostal en donde estaba Amelia, sabía que no iba a dejarme pasar, así que estaba pensando en cómo lograr que el conserje me diera las llaves, hasta que sonó mi celular nuevamente.
Lanna: Mierda Joe, Amelia estaba entrando en crisis, no pude calmarla, luego colgó el teléfono y ahora no me contesta, por favor date prisa. - hablaba con preocupación.
Joseph: Okey, tranquila, estoy aquí, debo colgar, te llamo luego - colgué.
Me bajé del auto y entré al lugar, era pequeño, algo lúgubre, pero no se veía como un mal lugar, el conserje me saludó.
Conserje: Buenos días, ¿Puedo ayudarle en algo?
Joseph: Buen día, necesito saber en qué cuarto se aloja Amelia Quinn, por favor es una emergencia.
Conserje: Señor no puedo darle esa información, pero déjeme llamar a la señorita - marcó a la habitación, pero no contestaba.
Joseph: No va a contestarle está en medio de una crisis de pánico.
Conserje: Bien, pero iré con usted.
Ambos subimos al tercer piso, el joven golpeó la puerta.
Conserje: Señorita Quinn, ¿está todo bien?
Evidentemente nadie contestó, le arrebaté la llave y abrí la puerta.
Joseph: Amelia - hablé alto mientras entraba con cautela en la habitación.
Su celular que estaba en la cama, no dejaba de sonar, era Lanna quien no paraba de llamar.
Joseph: Amelia, soy Joe - mi voz temblaba al igual que mis piernas cada vez que daba un paso hacia adelante.
Vi un frasco de pastillas casi vacío, tirado en el piso, mi corazón comenzó a latir a mil por horas, me imaginé lo peor, corrí hacia el baño y ahí estaba tirada en el piso, me tiré de rodillas sobre la baldosa.
ESTÁS LEYENDO
Primos Quinn +18 Joseph Quinn.
RomanceJoseph: Sólo, no quiero que estés en la boca de nadie. Amelia: Podría estar en tu boca si no fueras tan cobarde. Estábamos a centímetros de distancia, podía sentir su respiración tan agitada como la mía, me acerqué un poco más, me abracé a su cuello...