Capítulo 50: No Confies Ni En Tus Conocidos.

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"Necesito verte. Hablemos sobre unas  cuestiones de tu nuevo trabajo en la empresa" Megamo le había escrito en un mensaje de texto.

Ella lo leyó notablemente nerviosa. Hoy terminaría este infierno con el, que nunca tuvo que iniciar, y elegiría ser feliz con Budo. Esta decidida a dejarlo.

Sus nervios se debían a su cuestionamiento de la reacción del Saiko, no sabía que hacer si fuese algo violento pero recondando que su karate no esta de adorno... Puede defenderse.

Fue extrañamente oportuno que él la haya invitado a su hogar justamente cuando queria verlo. Había estado regateando toda la mañana en como le iba a decir para verse a solas.

Se dirigió a su armario y tomo un vestido y unas zapatillas. Habia escuchado una vez que una mujer debe verse muy hermosa al terminar una relación "el se dará cuenta del error que cometió al no cuidarla".

<<Megamo,  gracias por tido el tiempo juntos. Nunca podre agradecerte lo suficiente por lo que hiciste por mi familia y las veces que me hiciste sentir bien... Pero no te amo, no podemos estar juntos. Megamo,  gracias por tido el tiempo juntos. Nunca podre agradecerte lo suficiente por lo que hiciste por mi familia y las veces que me hiciste sentir bien. Pero no te amo, no podemos estar juntos...>> repetía una y ltra vez practicando lo que le diría.

Estando en la ducha su cuerpo se relajo más pero aún se sentía extraña.

(...)

Habia olvidado lo grande que era su casa. Llena de lujos y empleados de limpieza, mucha elegencia, digno para la poderosa familia Saiko.

<<Nunca hubiera encajado en este estilo de vida>>.

– El joven Saiko se encuentra en la segunda planta en la tercera sala esperándola , señorita Aishi, la llevaré. Bienvenida al hogar Saiko– le indicó el mayordomo.

Ella lo seguía estando algo emocionada, aun las preguntas la invadían y lo incierto de su destino la carcome. Sus tacones suenan al tocar el piso haciendola más impaciente en el momento que se realentizaron sus pasos; puede ver a Megamo sentado firmemeten en uno de esos suaves y relucientes sillones de la sala, su mirada atenta a ella y tan mortal como siempre.

El mayordomo se retiró luego de una reverencia dejándola a solas con él.

– Buenas tardes – saludo cortésmente luciendo segura.

– Buenas tardes, Ayano, siéntate – le indicó.

Habia pequeño sillón en frente dd el junto a una mesita con una de estas teteras de cerámica y tres tazas de té.

– Hay té, puedes beber– ella negó – Bien... Quiero que lleguemos a un mejor acuerdo y mejor trato mutuo– fue al punto– Si seremos pareja es mejor que ambos entendamos algunas cosas– su mirada se intensificó – lo siento por haberte tocado indebidamente. No debí hacerlo ni lo volveré a hacer, pero la confianza es muy importante para nuestra relación. Deja de salir sin decirme a donde ni cuando, yo no lo haré. Jamás te engañaria con nadie, no me hagas desconfiar más de ti. Esta mal que visites a tus amigos, no lo hagas más, a cambio te dejaré vivir conmigo para estar mas seguro–.

– No–.

El levanta una ceja expresando su confusión – ¿No quieres vivir aqui? – cruzó los brazos.

–N-no, Megamo realmen...–.

– Podría vivir en tu casa entonces y contratar empleados domésticos y modificar un par de cosas de la estructura para que quepa mi auto. Tu trabajo será mejor ahí – decia tranquilamente.

𝐏𝐫𝐞𝐭𝐞𝐧𝐝𝐞𝐦𝐨𝐬 𝐏𝐫𝐞𝐭𝐞𝐧𝐝𝐞𝐫𝐭𝐞,𝐀𝐲𝐚𝐧𝐨 - Male Rivals.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora