Capítulo 24

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Feliz Navidad. 

No me odien.


4 años y 7 meses después

- "cuatro años, hoy mi pequeño está cumpliendo cuatro años y en lugar de estar festejándolo en casa con su torta de chocolate favorita y sus vecinitos, estamos huyendo".

-María José- la voz de Johan saca a Poché de sus pensamientos.

-Mande- responde la pelinegra de flequillo, moviendo su cabeza de la ventanilla hacia su lado izquierdo para observar al rubio.

-Mi ratoncito te hizo una pregunta- el rubio sonríe de lado, amaba la familia que había formado con María José, aunque sabía que solo estaba usurpando el lugar de Daniela y que por impulsivo perdió la oportunidad de su vida: formar una familia con Lucia.

-Lo siento mi amor-la pelinegra voltea hacia atrás dirigiéndose al pequeño y observa a su pequeño ojiverde mostrándole desde su sillita el iPad a punto de descargarse- ¿Qué pasa mi gordo?

- ¿me la calgas pol favol? - pregunta el pequeño sin poder pronunciar la erre.

-Ratoncito mío recuerda hacer un esfuerzo por pronunciar la erre-menciona Johan al volante observando por el retrovisor al pequeño asentir.

-Si nino-responde el pequeño castaño, quien, claramente, podría pasar por hijo de Johan y María José- ¿mami?

-Claro pequeño- le toma el aparato electrónico para conectarlo al adaptador del auto- ¿te parece si jugamos veo veo?

- ¡Si mami! –responde el pequeño entusiasmado.

-Bien, empiezo yo- dice la pelinegra- veo veo ... algo azul.

-El cielo- responde el niño

-Muy bien mi amor-sonríe María José genuinamente, la llegada de su hijo fue lo único que hizo que ella no decayera al separarse de Daniela, de quien no había tenido noticia alguna, lo único que sabía era lo que su padre le contaba de cuando hablaba con Germán: la castaña seguía sin pisar la finca, estaba bien, pero lejos del lugar donde vivieron su fugaz historia de amor.

-Mi tulno- menciona el pequeño- veo veo algo banco-ríe el pequeño al dar su pista.

- ¿Qué podrá ser? -se cuestiona María José jugando con el pequeño - ¿Será... un auto?

-ño-responde el niño sonriendo ampliamente.

- ¿será...un hotel?

-No mami-responde el pequeño moviendo la cabeza fuertemente.

-Con cuidado Carlos Daniel, te puedes lastimar-menciona María José a su hijo.

-Lo siento mami-responde el niño con un dejo de tristeza.

-Está bien mi amor, solo no vuelvas hacerlo tan fuerte- le sonríe- ahora ¿en que nos quedamos? Ah sí, yo estaba adivinando y ya sé que es-hace un redoble de tambores en el tablero del auto - ¡una nube!

- ¡Si! –menciona el pequeño emocionado.

-Mi turno-menciona Johan integrándose a la dinámica de la pelinegra y el castañito- quema los pies.

- ¡La arena! –grita el pequeño- ¿ya llegamos a la playa nino? –cuestiona con brillo en sus ojos, María José y Johan le habían dicho que como su abuelo Juan Carlos no había podido viajar para su cumple, cambiarían su festejo y en lugar de partir una torta en casa, viajarían a la playa quedándose por algunos días en el hotel de vacaciones.

Amor a la medidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora