Capítulo 20

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El paso del tiempo se percibe en un abrir y cerrar de ojos cuando lo que haces te apasiona y así es como todos en la finca Calle se sentían, parecía que fue ayer cuando festejaban la boda de Daniela y María José, parecía que fue ayer cuando nació Alejandro o se celebró su bautizo, parecía que fue ayer cuando se comenzó con la construcción de las cabañas donde ahora los Villa y Edgar y Lala vivían.

En un abrir y cerrar de ojos las remodelaciones quedaron terminadas y en estos momentos Brenda, Lala y María José daban los últimos toques a la tienda/cafetería donde la morena se encargaría de dar las catas, María José atendería la caja y sería la barista del lugar, en este tiempo había podido practicar y no solo dominaba las técnicas tradicionales, sino que también manejaba una máquina de café de última generación que Daniela ordenó traer desde Italia.

-Aquí ya está todo listo para la apertura del sábado- menciona Lala después de ordenar la última bolsa de café- ¿vamos a hacer la muestra con nuestras familias el viernes?

-Claro, tengo que practicar para no llegar con nervios y cometer algún error de ejecución en la apertura-responde María José cerrando la alacena donde se cercioraba tener todos los ingredientes para sus preparaciones e infusiones- además de que es el pretexto perfecto para poder degustar los pastelillos y galletitas que tanto tu mamá como nana María van a preparar.

-Lo único que me parece un horror es que tu padre y mi hermana lleguen justo al día de la inauguración-menciona algo triste Laura- me habría encantado que ambos estuvieran en la muestra del viernes.

-A mi también, pero mi padre tiene un desayuno con un cliente el sábado muy temprano y no lo pudo mover porque ese cliente llega justo el viernes por la noche a la capital y se va el domingo por la tarde, así que era en ese momento o volver a esperar meses para volver a coincidir.

-Supongo que así son los negocios-menciona Brenda- ¿me acompañan a la casona? Carmen se quedó cuidando a Alejandro en lo que yo venía a ayudarlas y creo que podemos revisar las reservaciones y actualizar las fotografías de las redes sociales desde allá.

-Yo digo si-responde María José con una sonrisa y colocando en el perchero junto al mostrador su delantal con el logotipo del hotel boutique.

-Yo también voy, tengo algunas nuevas fotografías que podríamos usar para promocionar las catas de café-menciona Lala.

-Caminemos entonces- indica Brenda al tiempo que apagaba las luces del local y cerraba la puerta con llave después de que las chicas salieran del lugar. Animaron su camino con charlas triviales donde Brenda reía ante las tonterías que se les ocurrían al par de chicas hasta que llegaron a la casona para encontrarse con un ya no tan pequeño Alejandro sonriente que jugaba con su biberón a medio terminar, pero que al ver a su madre llegar comenzó a aletear con mayor ímpetu hasta lograr ser tomado en brazos por la mujer de negra cabellera- hola mi amorcito ¿extrañaste a mamá? –cuestionó la mujer con el pequeño en brazos que colocaba sus manitas en el rostro de su madre.

-Seguro que si-menciona María José- pero apuesto a que me extrañó más a mí – se coloca detrás de Brenda entrando en el rango de visión del pequeño a quien le comienza a hablar y hacer gestos para llamar su atención- hola ahijado mío ¿Cómo estás? ¿extrañaste a la nina? –menciona al tiempo que el pequeño se mueve entre los brazos de su madre y extiende sus bracitos en dirección a la pelinegra buscando ser tomado por ella, quien sonríe con suficiencia- ¿ven? Él tiene su favorita.

-El pequeño Ale tiene buen gusto señora María José-menciona Carmen- ¿gustan que les prepare algo para picar? Supongo que estarán trabajando el resto de la tarde.

Amor a la medidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora