Capítulo 41

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@Lizcacher-21 lo prometido es deuda, no alcancé a subirlo ayer porque estaba en depresión post eliminación de mis niners pero hoy aquí lo tienen. 

Ahora si nos leemos el próximo domingo. 


-Tardaste mucho- menciona Mafe una vez JJ subió al asiento de copiloto- ¿tuviste algún problema?

-No, es solo que su hijita me hizo salir más tarde de lo debido- menciona el hombre un poco molesto ante la situación suscitada con la castaña pasado el amanecer- siga derecho y va a tomar la primera salida de la derecha.

- ¿revisaste los alrededores de la finca? -menciona al tiempo que comienza a conducir hacia el primer punto que el hombre le indicaba.

-Efectivamente, traté de salir lo más temprano posible por lo que todo se observaba tranquilo, solo hay vigilantes en las entradas de la casa grande y del hotel, después me topé con Daniela y me cuestionó que hacía en la zona cafetalera de la finca y yo solo fingí estar perdido, pero no me creyó y estuvo cuestionándome largo rato.

-Vaya parece que va perdiendo lo ingenua.

-O es muy aprensiva con su hijo porque hasta la finca de enfrente esta con vigilancia- menciona subiendo la ventana de la camioneta de Mafe- en la esquina vamos a doblar a la derecha y es terracería por cerca de un kilómetro por lo que va a ser un viaje algo inestable- la mujer coloca el 4x4 y se adentra por donde el hombre le indicó.

- ¿dijiste que incluso en la finca de enfrente hay vigilancia? –cuestiona analizando la situación.

-Sí, cuando salí pude observar un par de peones que vi ayer en la casa grande y el hotel resguardando el portón de la finca y sus alrededores en esa calle.

-Eso es peculiar e interesante, creo que Manuelita tendrá trabajo que hacer una vez vuelva mañana a la finca.

Mientras tanto en la finca Calle, Daniela tomaba una charola con comida preparada para bajar al bunker donde dejó por la mañana a María José y Carlos Daniel profundamente dormidos; sin embargo, al momento de entrar se topa con un pequeño castaño jugando videojuegos y a su madre ordenando la cama.

-Buenos días bellos durmientes- saluda Daniela con una sonrisa.

-Latona- el pequeño pone pausa y corre hacia la castaña, esta se alegra al ver como el pequeño parece estar emocionado de verla, sin embargo, su alegría disminuye al ver las razones que el pequeño tenía para estar tan feliz- ¡tlajiste el desayuno! ¿mi abuela mandó chichalón?

-Efectivamente- sonríe Daniela al ver que María José se acerca a ella- hola.

-Hola- responde María José ayudando a la castaña a colocar la charola en la mesa para después dejarle un corto beso en los labios para asombro de la castaña- ¿Por qué no me despertaste cuando saliste? No me gusta irme a dormir contigo en mis brazos y despertar sin ti en ellos.

-Lo siento- la abraza depositando un beso en su coronilla antes de romper el abrazo-pero te veías tan linda durmiendo que no tuve corazón para despertarte- le abre la silla a la pelinegra y esta toma siento junto a su hijo quien se encontraba perdido en la comida que su abuela le había enviado y se había perdido de la interacción entre sus madres, pero ahora que compartía la mesa con ellas parte de su atención estaba en la conversación que las mujeres sostenían.

- ¿Cómo está todo allá afuera? –cuestiona la pelinegra- ¿alguna noticia de mi padre?

-No y mi papá está preocupado por ello- responde Daniela tomando un poco de café.

- ¿el abuelo Juanca va a venil? ¿voy a tenel a mis dos abuelos juntos? – el pequeño castaño llamó la atención de sus madres.

-Ya lo veremos mi amor- menciona María José- por ahora comamos todos- dicho esto los tres desayunaron en tranquilidad, hasta que el pequeño escuchó como desde fuera se abría la puerta del bunker, dejando entrar a un Germán quien en su rostro reflejaba preocupación.

Amor a la medidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora