Capítulo 43

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-Don Juan Carlos- Edgar se acerca a recibir al hombre y ayudarlo con su equipaje- es un placer tenerlo de vuelta con nosotros en estas tierras cafetaleras ¿Qué tal su viaje?

-Cansado, pero nada pesa cuando estoy por reencontrarme con mi hija y nieto- menciona caminando junto al alto hombre quien lo guía hacia la camioneta del hotel encontrándose con una Manuela en la fila del sitio de taxis.

- ¿señorita Manuela? – Edgar se acerca a la mujer de cabello caramelo para cerciorarse de que sea ella- ¿Qué hace aquí? La hacíamos en Miami, lamento mucho su pérdida.

-Gracias Edgar- responde la chica que llevaba unas amplias gafas oscuras y ropa deportiva- decidí adelantar mi viaje, volé de madrugada de Miami a la capital y esperé en el aeropuerto a que se diera la hora del abordaje para el vuelo hacia acá, quería darle una sorpresa a Daniela.

-Venga, la llevo a la finca, justo vine por el señor- señala a Juan Carlos detrás de el- no me cuesta nada llevarla de regreso a la finca.

-Está bien, solo no le digan nada a Daniela, quiero que sea una sorpresa- menciona la chica dándole la maleta que había comprado en el aeropuerto de la capital para que la llevara- mucho gusto, mi nombre es Manuela Gómez, prometida de Daniela Calle- saluda al hombre regordete- ¿usted es?

-Mucho gusto muchacha- le sonríe con amabilidad- Juan Carlos Garzón, padre de la ex esposa de Daniela y abuelo de su hijo- las palabras del hombre presentándose tan sencillo ocasionó en Manuela una cascada de preguntas, pero sobre todo había una que resaltaba en su mente ¿Cómo era que estaba frente a ella si el cartel lo estaba buscando?

-El gusto es mío señor Garzón- respondió como pudo y con ayuda de Edgar ambos subieron a la camioneta- ¿Qué lo trae por la finca? Tenía entendido que había un problema con usted y las autoridades.

-Ya todo ha quedado solucionado, solo nos quedan algunos trámites y todo volverá a la normalidad- responde con alegría- por ahora lo único que quiero es llegar a la finca y poder abrazar a mi familia-ambos quedan en silencio mientras que Edgar conduce, Juan Carlos feliz por estar a escasos minutos de poder reencontrarse con su hija y nieto, y Manuela pensando en lo que significaba la presencia del hombre en la finca.

El traslado se da sin contratiempos y la llegada de la camioneta a la finca se da en una forma diferente ante la mirada atenta de Manuela: los peones rondan los alrededores, hay cámaras de seguridad instaladas en los portones y prácticamente la circulación por la zona está cerrada.

-Hemos llegado- menciona Edgar- la señora Daniela había dispuesto dejarle su habitación al señor Juan Carlos, pero ahora que usted ha vuelto tendré que preguntar qué es lo que va a pasar- se dirige a Manuela quien bajaba de la camioneta con su ayuda.

-No es necesario Edgar, solo me diriges a la habitación donde colocaron mis pertenencias y ahí me establezco, supongo que si Daniela ha ordenado eso es porque esa habitación es más cómoda para el señor Garzón.

-Por mí no se preocupen, yo me puedo adaptar a cualquier espacio- menciona el hombre bajando de la camioneta, respirando profundamente el limpio aire de los cafetales y observando como Germán salía a su recibimiento.

-Amigo mío- el hombre cano se acercó a Juan Carlos y se fundieron en un fuerte abrazo- es un gusto poder tenerte de nueva cuenta en esta finca- se separa del abrazo para acercarse a Manuela.

-El placer es todo mío Germán, el placer es todo mío- decía en lo que su mirada se perdía en las verdes praderas.

-Manuela, no te esperábamos- la abraza- lamento mucho la pérdida de tu padre.

Amor a la medidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora