Amor a la medida

Epílogo Parte III. Felices para siempre.

Sorpresa!

Ya no me aguanté hasta el domingo y mejor lo publico desde hoy.

Gracias totales 

- ¿realmente llegó el día? – Daniela cuestiona desde el pecho desnudo de María José, manteniendo el agarre a su cintura, recibiendo caricias en su larga cabellera y sintiendo como la pelinegra le asiente en respuesta.

-Realmente llegó el día, en unas cuantas horas estaremos sombre ese hermoso campo de golf y con la puesta de sol te juraré amor eterno- aprovecha que Daniela había levantado su rostro para depositarle un corto beso en los labios- y será mejor que nos demos prisa porque nuestros hijos no tardan en reclamar nuestra atención- intenta zafarse de la castaña, pero no le es posible ya que esta se aferra más a ella.

-Te recuerdo que Carlos Daniel se quedó con Luciano en la habitación de este en casa de Carmen y Héctor- comienza a dejar un camino de besos en el pecho de la pelinegra.

-Lo había olvidado por completo, eso de haber tenido nuestra cena de ensayo/despedida justo la noche previa a la boda y con tantas cosas pasando con nuestros seres queridos fue una bomba que ya ni se dónde quedaron mis hijos.

-Descuida que a Emma la dejé con mi papá y María, así que tenemos todo el tiempo del mundo para adelantar la luna de miel- se coloca sobre ella y la besa apasionadamente iniciando así una larga sesión de intercambio de caricias.

El día previo había transcurrido con un sinfín de reencuentros, emociones a flor de piel y sorpresas que no esperaban recibir.

-Todo está listo para la cena- llega nana María con la pequeña Emma en brazos, la pequeña pelinegra de ojos verdes podría pasar como la viva imagen de María José, si no conocieran a su otra madre, ya que al tenerlas una junto a la otra se podían percibir las similitudes entre ambas que solo se diferenciaban por el color de cabello y ojos, incluso la pequeña de un año presentaba los mismos gestos, movimientos en manos y brazos, además de haber perfeccionado la forma en que su castaña madre ponía en blanco los ojos- las chicas han hecho una excelente labor con la comida, todo está quedando delicioso.

- ¡ma-ma! ¡ma-ma! –pronuncia la pequeña al ver a sus dos madres organizando las mesas en el atrio de la casa grande de la que era la finca Camacho, pero ahora era el club de golf privado de Germán y Juan Carlos.

-Ven mi amor pequeño- menciona Daniela recibiendo a su pequeña que le alzaba los brazos para que la tomara de los brazos de su abuela María- ¿probaste el pastel? –cuestiona al ver la mancha de betún en las comisuras de la boquita de su hija quien simplemente asiente y se refugia en el cuello de su castaña madre.

-Ella fue a darle el visto bueno a los pastelillos que se servirán de postre- cuestiona al ver las mesas rectangulares ordenadas, con manteles y centros de mesa florales a los que les colocaban una placa que hacían alusión a la ocasión: la boda de Daniela y María José, y a su vez, el bautizo de Emma.

-Todo listo nana- menciona María José- solo he mandado poner un par de carpas por si esas nubes que están comenzando a aparecer llegan a tener agua para nosotros.

-Que no va a llover mujer- menciona Daniela jugando con su pequeña en brazos, ya que aún no caminaba por si sola- deshecha esa idea y no llames a la lluvia.

-Está bien amor, aquí solo habrá sol- bromea la pelinegra observando como llegaba su hijo con un raspón en el rostro- ¡Por Dios Carlos Daniel! ¿Qué te pasó?

-Fue corriendo por el estacionamiento del hotel al encuentro de Luciano y se tropezó ocasionándole tremendo raspón en el rostro, brazo y pierna- responde Johan quien llegaba detrás del pequeño- pero Brenda lo ha curado, eso sí, no cree que vaya a mejorar de hoy a mañana por lo que, yo que ustedes, me hago a la idea de tener a cara cortada en las fotografías familiares para tan espectacular evento que han planeado.