¿Qué pasará después? - KIMCHAY.

14. Lost the game +18

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Cuando Kim se sentó a su lado inesperadamente, Chay no hizo ningún movimiento brusco, ambos miraban al cachorrito correr como todo un loquillo por el pasto, revolcándose y ladrando, Chay sonrió, Kim pudo verlo de reojo. El aroma a durazno era fuerte, salía del cabello de Chay y le provocaba abrazarlo fuertemente y besarlo.

¿Pero cómo no? Lo había extrañado mucho.

– Tendré que mandarlo a bañar mañana – comentó Porchay con una sonrisa

Kim asintió, aunque Chay no lo veía.

– Si – dijo después –

Chay estiró sus brazos hacia atrás y se apoyó en las palmas de las manos.

– Me alegro de que estés aquí, Phi – dijo Chay con su vocecita melodiosa – P'Kinn quería verte en su cumpleaños.

Kim lo miró – ¿Y tú?

Eso era lo que más le interesaba... ¿Chay todavía quería verlo?

– ¡Por supuesto! – exclamó, aturdido – No nos hemos visto en dos días, Phi. Te extrañé mucho.

Y sin pensarlo dos veces, el remolino de emociones llamado Chay se abalanzó sobre él tirándolo a la hierba. La espalda de Kim cayó encima del pasto y el peso de Chay se sintió en todo su cuerpo, ambos sonrieron al mirarse a los ojos, brillantes y hermosos, el sol estaba en lo más alto pero la brisa era refrescante.

Y rápidamente le dio un eufórico beso en los labios, posteriormente fueron regados por toda su cara... ¡¿Como carajos se podía enojar después de este ataque de amor?! El corazón de Kim se calentó de una manera inexplicable y una agradable sensación se sintió en su pecho y estómago.

Kim no conocía mucho sobre el amor, de hecho, antes de Chay... no sabía exactamente que era amar a alguien que no estuviera emparentado por sangre. Cuando Kim era pequeño, Khun había sido el único que realmente le enseño que es preocuparse por alguien más, recordaba que se sentaban a jugar al lado de la piscina mientras tomaban el sol... o a veces, jugaban al karaoke aunque Kim solía decirle que lo hacía horrible, pero era divertido, cuando cumplió diez... fue que todo cambió.

– No vuelvas a dejarme de hablar – lo regañó Chay segundos después – ¡Te odio por hacerme eso!

Kim abrazó la cintura de Porchay para retenerlo en esa posición, adoraba tenerlo así... ambos tan juntos, ¡Dios, nunca volvería a alejarse de nuevo! Ni, aunque Chay se lo pida, habían sido días oscuros y Kim temió porqué eran sensaciones muy fuertes, porqué eran sensaciones desconocidas, y le gustaba sentirlas, pero también lo disgustaban porqué sabía que era debilidad, aunque ya tenía más que claro que eso era algo que no podía cambiar.

– ¿Sigues molesto conmigo? – preguntó Kim

Chay entornó la vista – Obviamente.

– Bueno, yo también lo estoy un poco – admitió Kim

El menor bajó las cejas, usualmente, Kim se enojaba, pero se disculpaba con él... ahora todo era diferente, ambos se sentían molestos y heridos. Algo así como igualdad de condiciones.

– ¿Tú? – preguntó, incrédulo.

Kim alzó una ceja, de pronto, regresando a dos días antes donde estuvo a punto de gritarle: ¡No más, me tienes harto! Pero Chay sonrió ante la molestia inexistente de Kim, se inclinó para adelante y rozó sus labios delicadamente.