¿Qué pasará después? - KIMCHAY.

35. Be strong.

35. Be strong. 

Se llamaba Porchay, tenía diecinueve años... Era amable y sonriente, amaba la música, su canción favorita era "¿Por qué no te quedas?" su novio, Kim, se la cantó alguna vez... ahora parecía tan lejano...

En la calle llovía, era un diluvio lo que caía en Bangkok, y Kim lo recibía todo, estaba en el mirador, uno de sus lugares favoritos, había venido con Porchay algunas veces a cantar y tocar la guitarra mientras el atardecer los bañaba, sus hombres replegados por todo el lugar con paraguas, pero Kim había dejado de sentir frío o calor, ahora las gotas caían por las puntas de su cabello negro. Estaba pacientemente, ahora necesitaba tener la cabeza fría y el corazón parecido a una piedra, sin emociones, sin sentimientos, nada. Frívolo y calculador, necesitaba ser el Kim Theerapanyakul hijo de puta. Había olvidado la habitación en la que Porchay seguramente había estado viviendo durante su secuestro. Si él pensaba en lo que Chay había sufrido en ese lugar, se doblegaría y no tendría cabeza para nada más.

La sangre resultó ser de Porchay... había sido torturado. Ese día Porsche lloró como nunca en el regazo de Kinn, también vio las fotos del lugar y casi destrozó la computadora en un ataque de histeria, Khun y Kinn lo calmaron y llamaron al doctor de la familia para que le pusieran tranquilizantes, Kim se marchó, quería estar solo.

La lluvia seso, el cielo seguía negro y las luces encendidas eran lo único que Kim podía ver a través de la neblina que comenzaba a acumularse. Minjoon bajó de la camioneta polarizada, tenía un gran abrigo encima, el cabello en punta y un delineado negro en los ojos oscuros, se acercó a Kim que estaba de espaldas, apoyado en el barandal del mirador.

– Lamento lo de tu chico – Minjoon se posó a su lado –

Kim arrugó el ceño – ¿Encontraste algo más?

Minjoon suspiró, sacó su celular y se lo mostró a Kim.

– ¿Quién es él? – preguntó Kim analizando con cuidado la fotografía, el rostro de la persona quedó en la cabeza de Kim. Era bueno recordando caras.

Minjoon se apoyó de costado para mirar a Kim – Es el hombre que quieres ver en Vietnam.

Kim lo miró – ¿Vietnam?

– Lo único que se me ocurre es que tu chico está en una red de tráfico de menores – dijo Minjoon cuidadosamente – O sea trata de blancas y prostitución, ya sabes.

A Kim pareciera que la presión se le bajaba poco a poco. ¿Porchay había sido involucrado en una red de prostitución? Se aclaró la garganta, sus emociones quería deambular por su corazón, pero él necesitaba concentrarse... no dejarse llevar por el dolor y la angustia.

– ¿Por qué crees que Porchay...?

Minjoon torció el gesto – Porqué como sabrás, manejo tráfico de personas en este lado del continente, sé que no va con tu jurisdicción, Kim, pero ahora te sirve un poco mi sabiduría y negocios en el tema.

– Me da igual lo que hagas, solo necesito encontrar a Porchay – aclaró Kim. – Tú tienes tus negocios y yo los míos ¿Verdad?

Si Minjoon estaba involucrado en esos negocios, no era el problema de Kim... de todos modos, él no era un santo y el tráfico de drogas, armas y productos ilegales también era igual de malo que el tráfico de personas y órganos. Ahora en lo único que podía pensar con claridad era en Porchay. No estaba preparado para dejarlo ir. No estaba preparado para perderlo. Nunca lo estaría. Porchay era la luz de su vida, sin él... mierda, no podía pensarlo.

Respiró profundo, contrólate, Kim.

– Bien – Minjoon asintió – Hay lugares clandestinos de prostitución en Vietnam donde me han reportado que han visto a una mujer italiana, no puede ser casualidad ¿verdad? Creo que es la misma perra que buscas y que seguramente, tiene a tu chico.