2. Kim, its dangerous.

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Kim, it's dangerous.

Si, okey... lo admitía, escapar así de casa fue desesperado, inmaduro y absurdo, pero ¿Qué más podía hacer? No quería estar en el mismo sitio que Kim, no después de volver a sentir todas esas mariposas ridículas revoloteando por su estómago, no después... no después de sentir su mirada y sentirse pequeño, pero de nuevo, protegido por algo ficticio porque todo lo que Kim le brindó alguna vez, había sido una vil mentira, pero su cuerpo reaccionaba a las sensaciones que Kim todavía le causaba con una simple mirada, ¿Cómo quedarse allí después de sentir todo eso?

– Chay – saludó Sky, un chico bueno que Chay conoció en las clases de canto – Tierra llamando a Chay.

El aludido reaccionó, bueno... basta de Kim por ahora, tal vez luego podría dedicarse a rememorar ese pequeño pero intenso encontró, o quizá nunca, sería mejor.

– ¿Sí? Disculpa, pensaba en...

– ¿Ese ex-novio problemático? – preguntó, sonriente.

Sky siempre se tomaba todo a ligera y si, Chay le había contado de Kim, no exactamente con detalles por qué no podía hacerlo, por seguridad de él mismo y la familia, no podía revelar nada que él conociera sobre los Theerapanyakul. Así que, en un momento de desespero, Chay le contó sobre un chico que le rompió el corazón.

– Algo así, hace dos días lo vi de nuevo – dijo Chay jugando con las cuerdas de la guitarra que Kim le obsequió alguna vez cuando lo visitó en su antigua casa. –

Justamente no quería hablar de Kim.

– ¿Quieres hablar sobre él? – quiso saber Sky masticando una goma de mascar.

Chay negó ligeramente.

– De hecho, no – contestó también – Más bien, cuéntame de aquella salida que han planeado.

Sky se golpeó con la palma abierta su frente. Y Chay solo sonrió, su nuevo amigo era todo un olvidadizo. Sky le contó que irían de viernes a sábado a un lago privado a las afueras de la ciudad para celebrar la culminación del curso, pronto serían las fiestas decembrinas y nadie querría hacer nada por fuera de sus hogares, Chay lo sabía, Porsche amaba la navidad y a Kinn le daba igual, pero por su hermano, seguramente armaría una fiesta colosal en año nuevo.

Creyó que Porsche no le pondría problema en ir con sus amigos con la condición de que fuera escoltado, él ya conocía cada parámetro de seguridad que tenía la primera familia y por su salud mental, ya no ponía tanta resistencia como antes. De hecho, era la primera vez que saldría de la ciudad con amigos y le agradaba mucho la idea, así Kim quería en segundo plano y él podría divertirse un poco más como un adolescente común y corriente.

Pero cuando regresó a casa y casi corrió a su habitación para ducharse y alistar todo lo que necesitaba para su mini-viaje, no dudo en pensar en Kim, por supuesto, lo mataba tenerlo todo el tiempo en la cabeza, pero ya era hora de ir aceptando qué Kim no saldría muy fácil, al menos no por ahora, quizá con el tiempo, él se trasforme en solo un recuerdo, Chay tenía la esperanza de que así fuera. Estaba guapo, como siempre, pero... ¡Wao! Estaba hermoso, su cabello había crecido un poco, su piel seguía radiante e iluminada, su vestimenta impecable y a la moda, su postura envidiable, anillos en sus dedos, aretes en su oreja, cejas pobladas, labios delgados, mejillas pálidas, clavículas expuestas y.... bellas, ¡¿por qué tenía que ser tan irritantemente perfecto?! Chay no comprendía, o de hecho si, Kim era amante de su propio cuerpo, era obsesionado por los productos de belleza, por el ejercicio y la buena alimentación, era rígido con él mismo, narcisista, al fin y al cabo. Ojalá nunca lo hubiese visto. – Ia – llamó Porsche desde afuera de la habitación – ¿Puedo pasar?

¿Qué pasará después? - KIMCHAY.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora