¿Qué pasará después? - KIMCHAY.

25. Good bye, love.

25. Good bye, love. 

¿Qué salió mal? Se preguntaba Kim, desesperadamente, con el cigarro en sus labios, y una copa de whisky en la mano, codos apoyados en el barandal de la terraza, su apartamento estaba tan silencioso, la oportuna y cálida voz de Chay sonaba como un recuerdo. Iba a volverse loco. Seguramente, fue Samuel, él le contó a Porchay lo del secuestro... el maldito desgraciado, y ahora Kim no podía hacer nada. Tenian un puto acuerdo. 

Y como aquella vez, Porchay no le contestaba las llamadas, ni los mensajes, era un milagro que todavía no lo hubiese bloqueado, eso solo significaba algo mucho peor... Porchay estaba resignado. No había hablado con Kinn, con nadie. Horas después de que Chay lo abofeteara y terminara con él, Kim terminó en la soledad de su apartamento con el corazón estrujado, con Malee afuera del apartamento y Anong en el sótano, vigilando. Los demás guardaespaldas rodeando el edificio, con la amenaza de los italianos, Kim y toda la familia había duplicado la seguridad, esa era otra razón por la que Kim temía la lejanía de Chay, él no estaba para protegerlo. ¡Mierda y mil veces mierda! Era un completo estúpido.

Solo había una persona a quien culpar, a su padre. Kim lo sabía, su padre siempre había sido el responsable de las desdichas de su familia. Kinn y Khun también lo sabían, pero los tres habían optado por llevar la fiesta en paz, por amarse como "familia" que eran, pero su padre solo los utilizó, Kim sabía que todos en la nómina eran sus peones en un vasto tablero de ajedrez. Y Kim se lo dijo una vez << no seré tu peón >> pero su padre solo sonrió, tan confiado... y mira como terminó todo, Kim hiriendo a la persona que más ama para proteger al que se suponía que era el más grande hijo de puta.

Que patético... Kim estaba culpando a todos. A todos. Cuando la culpa la había tenido él y solo él. O al menos eso era lo que su cabeza podía resolver.

Pero es que nunca se imaginó, él ya había investigado con antelación la muerte de los papás de Chay, porqué le había parecido muy extraño el interés de pho hacia Porsche, y encontró aquello, más mentiras, un accidente fabricado por su papá, y resultó siendo todo lo contrario, un homicidio a mano armada, dos tiros, si... pero los dos fueron para el papá de Porchay, ¿y por qué? ¿por qué matar al esposo de su hermana adoptiva? Aunque Kim y Kinn supieran la verdad, lo cierto es que era una verdad a medias. Había sido un estúpido, nuevamente, un imbécil.

Y había perdido a Porchay.

Otra vez. Y quizá, para siempre...

El dolor emocional se volvió físico en cuestión de segundos. ¿Por qué cojones le estaba costando tanto respirar? ¿por qué?

– ¡No, espere, Khun Porsche! –

Ese era Malee, y Kim solo pudo alargar una sonrisa. Ya se lo esperaba, se esperaba que Porsche llegara con su altanería y falta de educación a su hogar, y estando en ese estado, a Kim no le importaba lo que pudiera pasar de ahora en adelante, era una puta maquina sin corazón, porqué toda su alma se la llevó Porchay cuando decidió dejarlo.

Si Porsche quería matarlo a golpes, no iba a defenderse. Si Porsche quería dispararle, no iba a evitarlo. Todo lo que iba a suceder, Kim se lo merecía.

– ¡Déjame pasar, imbécil! – gritó Porsche, golpes furiosos en la puerta de seguridad. – ¡Hazte a un lado!

Kim inhaló con fuerza, dejó el vaso vació encima del comedor y oprimió el botón que abría la puerta desde adentro. La cara furiosa y roja de Porsche apareció, y Kim apagó el cigarro en el cenicero.

Adelante, Porsche... mátame.

– Se a que vienes y...

¡Golpe! La mejilla de Kim ardió violentamente, y su labio se agrietó. Joder. Y a pesar de todo, Kim no se defendió, Kim solo se tocó la herida en el labio, se había movido un poco hacia atrás, tambaleándose. Bien. Se lo merecía. Se merecía sangrar hasta morir por haber sido un hijo de puta. Por ser un maldito monstruo. No quería parecerse a su padre y mira, era igual o peor.