¿Qué pasará después? - KIMCHAY.

42. I miss you, phi.

42. I miss you, phi. 

Chay se removió en la silla, al frente de él estaba Jeen, el psicólogo que Khun le había recomendado. Resulta que Jeen era joven, tenía treinta años y era guapísimo y a Chay le generó algo de confianza, pero... enserio no quería estar allí hablando de sus cosas... de las cosas que más lo han hecho sufrir.

Llevaban una hora en la misma posición, Chay sentado en frente sobre el sillón y Jeen en una silla individual, esperando pacientemente. Chay bajó los hombros, aturdido.

– Honestamente, creo que de nada servirá – dijo Chay bajito – ¿Por qué no me deja ir y ya está?

Jeen sonrió – Puedes irte si quieres, nadie te retiene.

– ¡Genial!

– Pero Chay, si estás aquí es porqué lo necesitas – dijo Jeen antes de que Chay se pusiera de pie.

Porchay cerró los ojos un momento, organizando sus ideas.

– Escuche... – suspiró, abriéndolos de nuevo – Estuve encerrado como un criminal, me hicieron cosas horrorosas que no deseo recordar, y cada vez que le veo la cara siento que debería contarle cualquier cosa y no quiero.

Jeen asintió – ¿No crees que deberías intentarlo? Hablarme sobre cualquier cosa que te ocurrió.

Chay apretó los labios, impaciente.

¡Quería salir de allí se estaba ahogando!

– Pues me jodieron por el culo a la fuerza ¿sigo?

Hubo silencio. Jeen miró los ojos de Porchay. Pudo ver todo lo que ese pobre chico sentía, ya lo había hablado con Khun antes, y este le contó todo lo que Chay tuvo que sufrir en esos lugares, así que se puso de pie.

– Chay – llamó – Volverás cuando de verdad desees hacerlo ¿sí? Estaré esperándote.

Porchay lo miró desde el asiento – Usted cree... ¿Qué esto se curará? ¿de verdad? ¿Qué voy a poder olvidar lo que me hicieron esos hombres?

Jeen lo miró – Lo harás, con el tiempo lo harás.

– No es verdad – Chay se colocó de pie – Veo sus caras, sus malditas caras asquerosas... todo el tiempo, me da... asco.

– Es un proceso – aseguró el psicologo – Pero solo el tiempo y las personas que te aman, podrán ayudarte.

Chay movió la cabeza – Hasta luego...

– Adiós, Chay.

Porchay salió rápidamente del consultorio, pasó de largo y Kim se colocó de pie rápidamente siguiéndolo, se había quedado en la sala de espera.

– Chay – llamó – Hey, espera...

Lo tomó de la muñeca, pero así como lo hizo, se alejó cuando Chay dio un brinco y tiró su cuerpo hacia atrás. Ambos se miraron, Chay bajó los ojos a sus pies.

– Lo siento, fue un impulso – dijo Kim metiendo sus manos a los bolsillos de sus pantalones oscuros –

Chay asintió.

– ¿Cómo te fue...? – preguntó Kim bajito

Pero Chay se movió hacia el ascensor, oprimió el botón.

– No quiero seguir aquí. ¿Nos vamos?

Kim no dijo nada porqué Chay entró al ascensor y Kim lo siguió en silencio. Cuando llegaron al sótano, los esperaba Malee y Anong en un carro aparte, Kim y Porchay siguieron hacia el deportivo negro. Kim abrió la puerta para Chay y luego el subió al puesto del conductor. Cuando iban de camino a la mansión, a Kim se le ocurrió hablar.