7. Understand, i'll be with him.

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Understand, I'll be with him.


Kim estaba acostumbrado a estas cosas. A los viajes. A las amenazas. A ser el plan A,B,C,D... de la empresa familiar, él sabía bien como se hacía, que se hacía y no dudaba cuando tenía que actuar, y Korn confiaba plenamente en él cuando de ejecutar planes se trataba, porqué Kim era un zorro, olía las cosas sin necesidad de acercar la nariz, era temido y por algo lo conocían como el príncipe de la mafia tailandesa, porqué a pesar de estar en las sombras cuando salía lo único que podía suceder eran dos cosas: problemas o resultados, Kim no fallaba. A él nunca le ha gustado perder.

– Señor Kimhan – el socio chino se inclinó hacia Kim en forma de respeto, Kim hizo lo mismo segundos después.

– Señor Ling – Kim tomó asiento en la larga mesa de madera pulida, encima de ellos un hermoso candelabro colgaba repleto de cristales – Gracias por recibirme en su casa, pensé que nos veríamos en un sitio menos personal.

El chino movió su mano hacia sus sirvientes – Algo fuerte, los negocios son mejores con licores caros y difíciles de pasar, ¿verdad, Kimhan?

– No puedo contradecirlo – admitió Kim de dientes para afuera.

Ese hombre le recordaba mucho a Shang, por un momento pensó que quizá fueran parientes, pero era imposible, Kinn y él se habían encargado personalmente de reclutar cada información sobre los chinos.

– Pensé que después de lo sucedido con Shang, ya no tendríamos negocios con los tailandeses – dice el hombre, apoyándose en el respaldo.

– Los malentendidos ajenos nunca afectarían nuestro negocio – aclaró Kim poniendo los codos en los brazos de la poltrona – Por algo he venido hasta acá.

Ling asintió lentamente –Korn debe de estar orgulloso de su hijo, ¿eres el menor?

– No creo que sea relevante – anunció Kim con la voz gruesa.

No se hablaba sobre temas personales. Primera regla para sobrevivir al negocio, quien desee tu información... no podrá salir de tu boca o estás muerto, recordó cada palabra de su padre.

– De hecho, tengo hijos – dice Ling y expande una sonrisa torcida, su vigote se alzó hacia arriba – Iguales a ti. Guapos y seguros de si mismos.

Me importa una mierda, eso ya lo sabíamos desde hace mucho tiempo... pensó Kim. No había volado hasta China, no se había alejado de Chay, no había dejado la comodidad de su casa solo para venir y hablar con un idiota sobre sus petulantes hijos.

– Malee, trae el portafolio – anunció Kim mirando a su guardaespaldas – Imagino que querrá hacer negocios, señor Ling.

Malee dejó el portafolio encima de la mesa, cerca de Kim.

– ¿Es para mí?

– Iba a ser para Shang – determinó Kim – Pero ahora es para usted. Léalo con calma y dígame que piensa.

El hombre le hizo señales a uno de sus sirvientes para que tomara la carpeta encima del portafolio negro y se lo pasara. Kim espero con ambas manos juntas mientras le dedicaba intermitentes miradas a los guardaespaldas de Ling y a los suyos, él tenía que hacerse cargo de caga cosa y su seguridad no pasaba por alto, a pesar de que sabía lo leal e inteligente que era Malee y Anong.

– Todo está muy detallado – dijo Ling

Kim asintió una vez – ¿Alguna duda?

– Todo está muy claro – contestó, dejó la carpeta a un lado – Kim... me preguntaba algo, ustedes son la mafia tailandesa, manejan todo el distrito criminal del país, Bangkok prácticamente les pertenece, ¿por qué nunca supieron nada de Shang? Dudo mucho que alguien muera en su ciudad y ustedes no se den por enterados.

¿Qué pasará después? - KIMCHAY.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora