¿Qué pasará después? - KIMCHAY.

34. Distress

34. Distress. 

Se llamaba Porchay e iba a cumplir diecinueve años. Tenía un hermano llamado Porsche. Iba a la universidad en la facultad de artes. Era artista. Su mamá estaba viva. Tenía un novio llamado Kim...

Kim...

Kim...

¿Dónde estaba Kim?

Cuando Chay recobró la conciencia, de nuevo estaba encerrado, pero en un lugar diferente. Ya no era la horrible habitación con humedad y oscura, esta era diferente. En efecto, no tenía ventanas, pero estaba equipada, tenía un catre decente, una pequeña mesa de noche, un armario de madera, y una lamparita colgando del techo, la habitación era color crema. Había una alfombra en el suelo.

Porchay se sentó de inmediato, estaba sobre la cama. Era dura. Pero estaba mejor que el sucio colchón de porquería en el que había sufrido todo ese tiempo. ¿Dónde estaba ahora? ¿Cuándo fue que lo durmieron? Lo último que supo Porchay, era que escupió en la cara de Belle y luego un bofetón, después caminó unos cuantos pasos y perdió el conocimiento, quizá porqué ellos le habian dado algún somnífero o porqué estaba demasiado débil.

Palpó su cuerpo con rapidez, ¿y si le habían sacado órganos? No tenía ninguna herida, todo parecía en orden salvo por... ¿su ropa? ¿Dónde estaba su ropa? Ahora traía nos pantalones cortos grises y una camisa holgada negra. ¿Lo habían cambiado? Tocó su cabello, estaba húmedo... ¿por qué esta gente lo había vestido? Y eso quería decir, que muy seguramente lo habían manoseado, Chay exhaló.

Le preocupó que lo hubiesen cambiado de lugar, quizá Kim y su hermano estaban cerca de encontrarlo, o... ¿por qué más lo sacarían de esa ratonera? Chay quería comprender, pero sabía que no había respuestas para él. Y no le gustó, no le gustó que este lugar fuera más "cómodo" no le gustó estar vestid con ropa limpia, ni mucho menos, duchado... no le gustaba nada y sabía que las cosas para él estaban empeorando.

La puerta de metal se abrió, se parecía a la de las cárceles de estados unidos. Definitivamente, era un lugar para tener secuestrado a alguien, era claustrofóbico. Vio a Belle, tenía un vestido negro entallado, el cabello recogido y un maquillaje oscuro, resaltando sus asquerosas facciones malévolas, Chay la descubría como la bruja de su cuento de hadas, si es que su vida se podía llamar "cuento de hadas" era algo infantil, pero al menos le quitaba la seriedad a su estado.

– ¿Dónde estoy? – preguntó Porchay.

Belle sonrió, enmarcó una ceja con genuina incredulidad.

– ¿De verdad crees que te diré, niño? – preguntó, atónica.

El menor solo miró su alrededor dándole a entender que él también veía el brutal cambio. Belle exhaló, asintió y se acercó a Porchay que inmediatamente se tiró hacia atrás.

– Cálmate, si no te he matado hasta ahora debe de ser por algo ¿no? – sonrió pastosa – Te dije que me serbias más vivo que muerto, pequeña mierda.

Chay la miró – ¿Dónde está Korn?

– ¿Después de todo lo quieres ver? Guao, que chico más tenaz – se burló

– No quiero darle un abrazo – ironizó Porchay – Quiero hablar con el jefe de todo esto.

Belle soltó una risita – ¿Y cómo sabes que no estas en frente del verdadero jefe?

Porchay bufó – Pufff, tú eres solo un peón, das lastima –

Belle enmarcó una ceja – Tu no aprender ¿verdad?