Capítulo 35||No nos casaremos

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Que si te recuerdan lo hagan por tu corazón...

Alec

Comíamos en silencio. El ambiente se sentía cargado por palabras sin decir y emociones contenidas. La invitación a comer del padre de Maia me tomó por sorpresa. Creí que ella inventaría alguna excusa para que me fuera, pero sorpresivamente no dijo nada y terminé por aceptar.

Su madre era otra historia. Tenía ese enfado estancado en los ojos y sus ganas de desaparecerme eran claras. Supongo que es así como se comporta una madre cuando sienten que han lastimado a sus hijos.

Puede que yo siempre haya lastimado a Maia.

El solo pensamiento me lastimaba el doble. ¿Realmente la decepcioné? ¿Por qué? Me frustraba porque no la comprendía. Maia parecía haber reforzado su muralla y no estaba dispuesta a bajar la guardia.

Si esto hubiera sucedido en otras circunstancias posiblemente ya me habría alejado de ella. Porque nunca forzaría nada entre nosotros si ella no lo quería. Sin embargo, en ese instante no podía hacerlo. Quería estar con ella en todo el proceso del embarazo. Porque teníamos un hijo. Nuestro.

Incluso si no había sido planeado o esperado, era nuestro y nunca lo abandonaría.

Trabajaría mucho para ganarme nuevamente su confianza si es que la perdí. Aunque no sabía el por qué ya hablaríamos de eso. Teníamos que estar bien si queríamos que nuestro hijo creciera sano.

—¿Y bien? —habló su madre una vez terminamos de comer—. ¿Cómo piensas costear todo lo que el bebé necesita? Debes esmerarte si quieres que te asciendan. Un niño no es algo fácil, mucho menos barato.

—¡Mamá! —exclamó Maia.

No pude evitar sonreír levemente. Era divertido que ellos no supieran quién era. Me hacía sentir menos como el empresario blanco de críticas y más como Alec.

Desde niño fui elogiado y atendido. Nunca, a excepción de los periodistas hoy en día, alguien se atrevió a juzgarme. El hijo de Jason Wembley; uno de los alumnos más sobresalientes en la escuela, el niño más amable, tranquilo, inteligente. Nunca me llamaron la atención, incluso si no llevaba razón. Quizá hasta fui un poco caprichoso en mi niñez gracias a mi apellido. Así fue mi vida, rodeado de lujos y gente que quería agradarme para agradar a mi familia. Gente hipócrita en su mayoría; sin embargo, ese fue el mundo en el cual nací.

En cambio, ahí estaba la madre de Maia, había saltado sobre mí sin dudarlo un segundo para enseñarme una lección por lastimar a su hija. Aún me miraba de esa forma que me hacía sentir un humano más que cometió algo parecido a un delito al dejar embarazada a su hija. No importaba mi dinero ni mi apellido.

¿Así se sentía conocer a los suegros?

Qué difícil.

—Nunca he pretendido ocupar el puesto de director ejecutivo de Spell. Estoy conforme con la presidencia —asentí bebiendo un poco de agua.

Los ojos de la madre de Maia se abrieron con sorpresa al igual que los de su hermana. La ojiazul hizo una mueca incómoda y tuve que morderme los labios para no reír.

—¿Pre...presidente? —su madre volteó a mirar a la madre de mi hijo.

—Por Spell...¿Te refieres a esa marca de joyas tan famosa? —exclamó su otra hija.

—Eso creo.

Soltó un jadeo asombrado.

—¡Eres tú! —dio un aplauso—. Ahora entiendo por qué te me hacías tan conocido. Eres el de ese programa. ¡Y tú! —miró a Thomas.

Guía del Cielo(Finalizada✅)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora