Capítulo 49||Pensé en ti

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Y las sensaciones me hacen amarte una vez más...

—...y salió con una camiseta que ufff. Le sentaba... —Jane mordió su labio inferior con una de sus miradas sexys que siempre me hacía reír.

—Tú siempre tan activa ,—se rió mi amigo mientras picaba una zanahoria—. Oye, leona. ¿No comerás?

Ladeé la cabeza un poco sonriendo apenas en una línea que formaban mis labios juntos. Quería disfrutar del momento junto a mis amigos, lo estaba intentando con todas mis fuerzas. Pero aunque intentara, la mitad de mis pensamientos se encontraban en otro lado. En el rostro de Alec.

Habíamos pasado una bonita tarde a la hora del almuerzo yendo a comer a un parque en medio de un picnic improvisado y compartiendo un bote helado de pistacho —un antojo—. Casi a la hora de la salida Jay se apareció con un postre y finalmente habíamos ido a aquel restaurante italiano que tanto nos gustaba a Jane y a mí. Pero cuanto más tiempo pasaba ahí más me imaginaba a Alec solo en una de esas mesas esperando mi llegada, la cual nunca sucedió.

Lo estaba comenzando a querer cada vez más y aunque se sentía como ver florecer una bella flor también estaba ese intrigante sentimiento de desear que nunca se marchite y eso me hacía sentir asustada. Cuanto más tiempo pasaba ahí más quería ir junto a él. Comenzaba a sentir la cabeza vuelta un lío.

—No tengo mucho apetito.

—Debes alimentar a Leoncito, ¿Recuerdas? —me dijo tomando un poco de pasta con el cubierto y acercándolo a mi boca—. Dale. Abre la boca, te alimentaré.

Solté una risilla porque Jacob siempre salía con cada ocurrencia que sin saberlo lograba estabilizar mi humor.

—Eres tan tonto.

—Adoras a este tonto —me dió un guiño antes de acercar un poco más el cubierto y finalmente abrir la boca para tomar la pasta.

Estaba muy bueno. Todo estaba muy bueno. También el jugo de frambuesa que me hizo agua la boca apenas verlo en la carta.

Alguna media hora después salimos del restaurante entre risas porque una de las meseras había intentado coquetear con Jacob, pero mi mejor amigo era lo suficientemente tonto y perdido que no se dio cuenta y en cambio me rodeó los hombros haciendo que probablemente la chica pensara que éramos pareja. Aún recordaba su rostro rojo como un semáforo y cómo se fue con prisa de nuestra mesa tras la escena.

—Eres un idiota, amigo mío —le dijo Jane antes de escribir en su teléfono.

Últimamente se pasaba más tiempo pegada a ese aparato que cualquier otra cosa.

—Me huele a nuevo ligue —entrecerré los ojos hacia mi amiga—. Llevas todos estos días pegada a ese teléfono. Pareces quinceañera.

—Lo mismo digo. Sonríes como boba. ¿Qué? ¿Te pescaron? —soltó Jay con cierta diversión instalada en la forma curvada de sus labios y el brillo de sus ojos.

Jane rodó los ojos y metió el celular en el bolsillo de su chaqueta mientras caminábamos hacia un pequeño parque donde jugaban algunos niños acompañados de sus padres y otros paseaban a sus perros.

—¿Y tú? ¿Cuándo nos presentas a nuestra futura cuñada? —Jane entrelazó un brazo con el suyo mientras con el otro Jay rodeaba mis hombros.

El chico se rió quitando su brazo de mis hombros y señalando con un dedo a la ojiverde.

—Viejo truco del cambio de tema —Jane elevó un poco las cejas y sonrió con altanería.

Entrelacé mi brazo en el suyo escondido en el bolsillo de su chaqueta mientras él tomaba un poco de aire antes de continuar hablando.

Guía del Cielo(Finalizada✅)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora