Capítulo 15||Después de esa noche

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Ciertos recuerdos duelen para siempre...

Esa mañana era muy silenciosa y sentía mucho frío en la espalda y el pecho. En mi mente adormilada me pregunté si Jane se habría vuelto a acostar junto a mí y quitado la manta como le era costumbre.

Fruncí el ceño tanteando con mis manos y estremeciéndome por el escalofrío que me atravesaba gracias a la baja temperatura. Sintiendo algo duro justo de ese lado hice una mueca confundida, no recordaba que de ese lado estuviera la mesita de luz.

Con pereza entrecerré un poco mis ojos sintiendo un dolor agudo extendiéndose desde mis sienes hasta la parte trasera de mi cabeza. Lo primero que encontré al abrir un poco más los ojos fue el techo blanco, pero incliné un poco la cabeza al no recordar aquel foco. Mi ceño fruncido dio paso a un desconcierto cuando divisé las paredes celestes que me rodeaban.

«Demonios», pensé.

La ventana con las cortinas entreabiertas me dio una sensación de familiaridad y algo más inquietante, como un presentimiento se acentuó en mi estómago. Mis músculos dolían un poco e hice una mueca al removerme sobre la sábana. Al bajar la mirada a mi pecho mi pulso se disparó cuando lo encontré desnudo.

Estaba desnuda. Completamente desnuda.

Me alteré manteniendo las sábanas y la manta muy pegada a mi cuerpo. Al instante y con el miedo latiendo en mi interior giré hacia el costado derecho. Mi corazón latió con fiereza al encontrar a Alec Wembley durmiendo plácidamente boca abajo.

La marea de recuerdos nublados, intensos y deseosos de la noche anterior llegaron a mi memoria como una ráfaga intensa. Probablemente mi subconsciente me lo estaba gritando, pero yo no había querido hacerle caso. Sentía unas terribles ganas de vomitar y mi estómago se hacía un puño conducido por los nervios. Un escalofrío atravesó mi cuerpo al fijarme en el suyo desnudo.

—¿Qué hice? —apegué más la manta a mi cuerpo como intentando protegerme de caer en la locura aun sabiendo que no servía de nada. Estaba jodida.

Mis ojos se llenaron de lágrimas pensando en que ese posiblemente era el peor error que pude cometer en toda mi vida. Había cuidado esa parte tan íntima por largos años pensando que mi primera vez con un hombre sería especial.

No uno de borrachera e impulsividad. Con un hombre que ni siquiera me amaba.

No podía quedarme ahí. Me sentía estúpida y necesitaba salir de esa habitación antes de echarme a llorar como una magdalena y hacer que se levantara.

No quería que me viera ni yo hacerlo después de la noche anterior. No quería. No podía.

Con cuidado me paré de la cama solo con la sábana cubriendo mi cuerpo y un dolor se presentó en mi vientre al igual que en otras partes de mi ser desnudo. Busqué mi ropa con la mirada, encontrandola desperdigada por la habitación al igual que la suya. Me la puse tan rápido como pude haciendo leves muecas por el mareo y la molestia entre mis piernas cuando me inclinaba para colocarmela. Los atisbos de la borrachera iban presentándose conforme la somnolencia se perdía con los nervios.

Me incliné para tomar los zapatos y eché un ojo a Alec antes de caminar hasta la puerta para irme con prisa. No obstante, recordé mi teléfono, no podía irme sin él. Comencé a buscarlo por la habitación con algo de desespero instalándose en mi pecho, si él se despertaba sería más difícil salir de ahí y no hablar con él.

Alec no me dejaría ir.

Lo encontré casi debajo de la cama. Lo tomé como si me tratara de un rayo y en ese mismo instante, de reojo, miré como Alec se removía levemente. Mi cuerpo se tensó y mi corazón comenzó a palpitar con temor mientras en mi mente rogaba porque no abriera los ojos.

Guía del Cielo(Finalizada✅)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora