Algunas historias merecen nuevos inicios...
Alec
Llegamos a la mansión después de más de media hora entre el tráfico de la ciudad que me ponía de mal humor y la angustia de ver a Maia. Si algo sabía era que ciertos sucesos podrían afectarla de más.
El embarazo también la ponía más sensible. De solo pensar que la gente podría haberle hecho algún daño me hacía sentir cada vez más ansioso.
—Buenas noches, Alec —me saludó Martha antes de hacer lo mismo con Thomas. Le devolví el saludo y continué hacia el salón con prisa.
No sé qué esperaba encontrar. Quizá incomodidad, angustia, recelo o cierta timidez. Pero para sorpresa mía, fue todo lo contrario.
Maia y mi tía reían junto a Jane mientras Max les enseñaba a jugar lo que fuera en la tableta. Las carcajadas inundaron el espacio como si se conocieran de toda la vida.
La comodidad los envolvía.
Parpadeé varias veces desde mi posición desde la entrada sin creer lo que veía y permanecí observandolos por largos segundos. Ladeé la cabeza levemente y luego miré a Thomas quién se encogió de hombros con gesto incrédulo al igual que el mío.
—Buenas noches —pronuncié por fin llamando la atención de las mujeres y mi hijo.
—¡Papá! —chilló Max antes de saltar sobre mí al tiempo que lo atrapaba en el aire.
—Hola, lobito—besé su frente antes de sonreírle.
—Mira papá, son Maia y Jane. Vienen de visita —miró a las chicas junto a mi tía con aire emocionado.
Yo también las observé. En especial a la madre de mi hijo. Pude sentir cierta tensión en sus hombros, pero igualmente sonrió.
Joder. Debía explicarle lo más pronto posible sobre Max. Era un tema que nunca tocaba, pero era necesario que Maia lo supiera. No quería que malentendiera la situación por segunda vez.
—Les enseñé a jugar Nebulosa —me contó—. Perdieron, papá.
Me reí un poco antes de acariciar su cabello oscuro que le caía cerca a la frente.
—Lo hiciste bien —lo animé—. Pero es suficiente por hoy. Debes ir a la cama o de lo contrario mañana te sentirás muy cansado.
Maximillian hizo una pequeña mueca con los labios, pero finalmente asintió en mi dirección.
—Está bien, papá —me dio un beso en la mejilla antes de dejarlo en el piso—. Hasta mañana, tía —le dio un beso a la tía Mica.
—Hasta mañana, bebé —mi tía dejó dos besos en sus mejillas. con ternura.
—Maia, Jane, nos vemos después. Gracias por jugar conmigo —se despidió con un beso de cada una antes de dirigirse a Thomas y luego a Martha quien lo acompañó a su habitación.
—Cariño, regresaste pronto —mencionó mi tía y me acerqué a saludarla—. Tú hace rato no te pasas por aquí, eh —señaló con el dedo índice a Thomas, a modo de reprimenda.
—Alec me ha hecho trabajar horas extras durante muchas semanas. Me explota.
Mica me miró con ojos entrecerrados y yo elevé las cejas hacia mí amigo. Tan engreído como siempre.
—Bien. Tomemos un poco de té. Creo que nos hará bien después de todo lo que pasó hoy.
Todos juntos nos dirigimos al comedor. Mi tía se encargó de servir y cuando Maia y Jane se ofrecieron a ayudar las detuvo para luego pedirnos que lo hiciéramos nosotros. Maia no me miraba, pero tampoco parecía odiar la situación. Se veía en calma.
ESTÁS LEYENDO
Guía del Cielo(Finalizada✅)
RomanceMaia y Alec son un par de desconocidos que se cruzan por casualidad. La atracción entre ellos es inevitable, como si se conocieran de toda la vida empiezan algo que, aunque no tiene un nombre específico, se va volviendo cada día más intenso. Sin em...