Una portada brillante no asegura un contenido interesante...
—Maia, creo que deberías ver a un médico —habló Jane, entregándome un vaso con agua al dejarme caer sobre el sofá de la oficina—. Pareces papel mojado.
Revoloteé los ojos tras dar un trago al agua.
—No exageres. Debo haberme indigestado por comer tan tarde anoche —mencioné haciendo un gesto con los labios.
—Maia, no te hagas la tonta. Estos días te he visto muy pálida. ¿No estarás enferma? —su expresión fue preocupada.
—Jane, estoy bien. Es culpa del estrés, es todo —le resté importancia—. Y mi principal fuente de estrés es el idiota de Alec. ¡Cómo le gusta complicar las cosas! —bufé con cansancio y una mano en mi frente.
Su rostro se mostró interesado y ladeo un poco la cabeza antes de sentarse junto a mí.
—¿Y eso? ¿Ahora qué hizo?
—Me ha citado el viernes en el restaurante italiano de aquí a la vuelta —solté una exhalación recordando el mensaje que me encontré esa mañana.
—¡¿Qué?! —preguntó ella con los ojos bien abiertos.
—No entiendo. ¿Qué demonios quiere hablar conmigo? Le dije que no me importaba, que no significó nada para mí —le dije a Jane levantándome del sofá y maniobrando con las manos—. ¿Por qué sigue queriendo hablar conmigo? Debería solo aceptarlo y desaparecer —me sentía frustrada.
Jane me observó con parsimonia durante un par de segundos. Esa mirada donde sabes que están pensando en algo que quizá tú también hiciste solo que no lo quieres aceptar.
—No, no y no —señalé a Jane entendiendo lo que su mente maquiavélica estaría imaginando—. No le gusto a Alec Wembley.
—¿Por qué no? —ella se levantó haciendo a un lado mi mano—. Alec te miraba, Maia. Te miraba. Yo lo vi. Sus ojos solo estaban puestos en ti. Era como si fueras lo único interesante frente a él.
—¡Alec mintió, Jane! —dije de golpe—. Yo no le gusto. No sé por qué hace esto. Pero el mintió. Y sigue haciéndolo. Dijo que estaba soltero, pero su teléfono decía la quiere. No voy a volver a pasar por lo mismo. No lo haré.
—Maia, pero...
—No, Jane —zanjé con cierta molestia—. Y ya no quiero seguir hablando de eso, tenemos mucho trabajo —comencé a caminar de vuelta a mi escritorio.
Pensar en Alec revolucionaba todo mi alrededor, incluido mi estado de ánimo. Ni siquiera me podía concentrar cuando él ingresaba a mi mente y sus recuerdos retorcían mi estómago a causa de las sensaciones que solo Alec me producía.
(...)
—Me duele la cadera —se quejaba Jane recostada en el sofá.
Rodé los ojos mientras le acercaba una taza de chocolate caliente junto a una fuente de malvaviscos. Era noche de películas y golosinas de miércoles.
Seguir las reglas nunca fue nuestro estilo.
—Eso te pasa por doblarte como si fueras invertebrada —mencioné tras engullir un malvavisco. Nada más rico que ese dulce deshaciéndose en la boca.
Jane se echó a reír.
—Ese hombre esta como quiere, Maia. Si te hubieras quedado conmigo te aseguro que también te quebrabas como invertebrada —se mofó ella mordiendo su labio inferior.
—Ese instructor a primera vista se nota que es un zorro, Jane. Por qué carajo te gustaría alguien así —el nuevo instructor del gimnasio al que solía asistir junto a Jane estaba próximo a ser el nuevo ligue de mi amiga.
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Guía del Cielo(Finalizada✅)
RomantiekMaia y Alec son un par de desconocidos que se cruzan por casualidad. La atracción entre ellos es inevitable, como si se conocieran de toda la vida empiezan algo que, aunque no tiene un nombre específico, se va volviendo cada día más intenso. Sin em...